Como cada mañana en el hospital empiezo el día con un largo listado de pacientes sobre la mesa. Me gusta llegar la primera cuando ninguno de mis compañeros ha llegado aún, cuando el silencio reina en aquella salita de espera que unos minutos después se llenará de pacientes, cuando las ventanas están abiertas y a través de ellas se cuela el fresco olor de las mañanas otoñales, cuando las luces están apagadas y el sol aún no llena la sala,estrepitosamente la paz que reinaba se esfumo al entrar dos paramedicos que tenian a tres jovenes acostados en la camilla,
En el quirófano, lo último que vieron antes de aspirar de la mascarilla de anestesia, fueron las luces brillantes sobre sus cabezas Después, todo fue oscuridad, el Cirujano lo había preparado todo. Solo faltaba que llegara su jefe para iniciar , Mientras lavaba sus brazos desde la punta de sus dedos hasta los codos con un cepillo cruel bañado en clorhexidina, el jefe llegó como un tren en marcha apenas los pacientes estuvieron listos para la operacion . Se lavó con eficiencia y autoridad y se vistió haciendo ?Quiénes son estos pacientes?, preguntó, y el joven cirujano se extendió en palabras que el jefe cortó con un gruñido. La cirugía que iba a realizar había sido complicada, el bisturí llegó a las mismas manos de siempre,
El cirujano jefe, con decisión, sin pestañar, trazó una línea perfecta con la hoja del bisturí el centro del campo quirúrgico. Antes que la sangre pudiera manar de la herida, , pidió el electrobisturí para abrir el sub-cutáneo, esa capa de grasa cuyo olor cuando se quema cualquier cirujano puede evocar. Apenas empezó el corte,
. El joven cirujano pudo oir al anestesiólogo cuando pedía los materiales necesarios para dar una nueva, inverosímil anestesia.La instrumentista miraba con los ojos desencajados al joven cirujano. . . Lentamente su cuerpo se fue enderezando mientras cambiaba de lugar y se colocó frente a la instrumentista. ¡Bisturí!, exigió, casi gritando, y la mujer dudó un instante, pues tocaba continuar la cirugía con el electrobisturí; pero la orden era clara, urgente, y la habían adiestrado para obedecer, a veces en contra de toda lógica. Enseguida entregó el acero reluciente en la derecha enguantada del joven. . extendió la mano hacia la grasa subcutánea...A un lado, . Volteó para ver al Jefe del Servicio, un hombre cuya presencia era imponente, quien llegaba para ser vestido por la instrumentista. El joven odió como nunca a la persona desconocida que le había llamado y le escamoteaba la hora de su gloria.
La operación continuó. A lo lejos se oia algún ocasional improperio del anestesiólogo, quien volvía sudado como si se hubiese bañado con la ropa puesta, y ocupaba su sitial en el quirófano.30 minutos despues se encontraban en las habitaciones
60, 52 y 58, Recorro por enésima vez el largo y silencioso pasillo lleno de carteles La desolada sala de espera, repleta de sillas blancas habitualmente ocupadas por bulliciosos pacientes deseosos de hablar de sus dolencias,cuando les paso la anestecia,los paciente timbraban recibiendo sus 20 gotas de sinogan,para finalmente arroparlos durmiendose los jovenes ,Pues les cuento, cuando un paciente timbraba y mientras llegábamos a la habitación 2032, a contestar el llamado y resolver un problema, ya el pato estaba puesto, la cabecera abajo, la almohada acomodada, los pies arriba, las arrugas estiradas… qué extraño… qué raro… ¿quién será?… ¿quién será la graciosa?Doña Pepita, ¿qué se le ofrece?
– Gracias, pero ya vino la otra enfermera y me bajó la cabecera
– ¿Cuál enfermera?
– Una que no vi en el cambio de turno, pero es muy formal y eficiente.
– ¿Y cómo es?
– Pues un poco mayor, con un saco largo negro.
– ¿Y qué le dijo?
– Nada, ¿por qué?
– No, no, por nada, duerma tranquila..
Y salíamos muy extrañadas, al principio sólo extrañadas, pero después muertas del susto… Muy valientes encontramos la estrategia perfecta: todo timbre después de la medianoche debía ser contestado “en gavilla” más de una enfermera, nunca solas, ni por el chiras… siempre juntas, ni un paso solas. ¿Quién volvió a dormir, así? ¿Quién se quedaba despierto cuidando el piso?, así no… Ninguna duerme… Y sucedió…Una de esas frías noches, pasada la medianoche, luces tenues, en la estación de enfermería, muy junticas envueltas en una cobija de lana (de la de los pacientes, para más señas, sacada del cuarto de linos), nos pusimos a hablar de espantos, contábamos historias de terror, que el monje sin cabeza, que las brujas de Cisneros, que las del Llano. Quien produjera más miedo mejor, y cómo nos esforzamos por contar las historias más horripilantes… qué susto, por Dios… De pronto y justamente, de pronto, en la mitad de la historia más terrorífica, se escucha una voz de ultratumba: señorita… enfermera…, damos vuelta y vemos una figura blanca, que aparece de la nada, cubierta de pies a cabeza, sin rostro, y que repite con la misma voz de ultratumba: señorita… enfermera… Lanzamos, al unísono, enfermera y espanto, el más agudo y prolongado alarido que jamás se haya escuchado en la Fundación Santa Fe de Bogotá y sus alrededores, ¡inclusive Usaquén! y corrimos a escondernos… muertas del susto, casi infartadas… como casi se infarta ¡el espanto!!!Pasaron los minutos, mejoró el pulso, respiramos profundo, nos llenamos de valor y en gavilla salimos a contestar un timbre que sonaba y de paso a buscar el espanto, eso sí muy junticas… Muy pronto descubrimos el espanto… era quien timbraba… no podía dormir…Después de esa noche de terror, nos fuimos acostumbrando a la enfermera de negro, aceptando su ayuda, qué maravilla, sin sueldo nos ayudaba… que chévere. La vieron los de Seguridad subiendo y bajando escaleras, la siguieron y la perdieron… nunca la vi, pero la sentí… y la verdad es que fue aprendiendo… y al final, antes de partir, cambiaba infusiones intravenosas y programaba las bombas de infusión… qué agilidad, qué habilidad…Por qué y cómo desapareció… dicen que una supervisora brava y exigente la hacía morir de miedo… Dicen que la enfermera de negro sencillamente se esfumó, nunca volvió…
Disculpen el retraso hoy fue un dia agotador 🥺 ya que como mi mama trabaja me toca ayudarle en la casa y aparte como he empezado hacer ejercicio pues me lleva mucho tiempo en fin
:"3 espero les guste el cap ^ ^ los amo!!
Me gustaria leerlos ^ ^ pa saber sus dudas o otra coshita que quieran decirme
ESTÁS LEYENDO
Cicatrizes que perduran
RandomHay cicatrices que merecen ser contadas.. Levana era una chica tranquila que sonreia a la vida siendo amable,nadie sospechaba que detras de aquella sonrisa y miraba soñadora se escondia una vida llena de tristesa obligandola a cambiar te atreveria...