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Es tan triste equivocarse

Y no reconocer el error

Es tan triste cuando uno no puede evitar equivocarse

Aun sabiendo que se esta cometiendo una equivocación

Es tan triste equivocarse, saberlo, lamentarlo

Y no poder hacer nada para cambiar tanto dolor

Es tan triste tan solo el hecho de equivocarse



Lyra estaba perdida, entre la espada y la pared, en un océano de mentiras. Se sentía nadando en su propia sangre, al descubrirse su secreto por una equivocación.

-Yo..m.mmm- trago grueso ante la el azul inquisitivo en los ojos de el chico.

-Bueno sol..o..o se lo escu...che a mi p.p..adre- dijo inventando la primera excusa vana que le vino a la mente y salió corriendo hacia su cuarto.

Sus botas resonando contra el mármol del piso eran como una sentencia de muerte para ella, paso tras paso su cabeza rondaba en pensamientos sobre ejecuciones, su padre gritando, su madre desvanecida de la impresión en el suelo de su cuarto. Ella ahogándose en el río de brea y malas intenciones en el cual estaba su institutriz, ella sin poder respirar, la mirada de su padre fría como el hielo y las aguas llenas de podredumbre del Kirsi.

Llegó hiperventilando a su aposento, respiró contra la puerta lentamente calmado su desbocado corazón. Entró quitándose las botas desesperada por sentir una liberación, soltó su cabello que había estado en un apretado peinado dirigiéndose al baño.

Lleno la blanca tina con el agua caliente ya dispuesta para su baño.

Se deslizó hacia el agua, dejando que su piel se acostumbrara al leve ardor que le causaba.

Dejó que su cabeza reposara sobre la esquina retocada en oro de la tina, soltando un leve suspiro cuando paso las manos por su rostro, masajeándo sus cienes para calmar el incipiente dolor de cabeza que sentía cerca.

Había estado tan cerca las palabras dudosas de Nicholas al preguntar resonaban en su cabeza, martilleando contar su muralla de contención para los pensamientos de temor.                              Un -¿Có..mo lo sa..b..es?- tras otro golpeando su conciencia haciéndose preguntar por que con el había sido tan fácil hablar de algo de lo cual no había hablado con nadie, se había deslizado por las rejas de prevención de su mente, no había pensado.

El era tan simple, por un momento Lyra se había sentido tan segura como con Alina, pero el no era su amiga, ni siquiera lo conocía.

Nadie, nadie sabía sobre lo que hacia cuando escapaba a la biblioteca o cuando se encerraba en su cuarto los días de luna llena, la luna llena perfecta para practicar hechicería.

Si la descubrían ella estaba muerta, enterrada, era un destino horrible. Estaba cerca del precipicio no podía dar un paso en falso pues las rocas del borde se caerían y con ellas Lyra. 

El agua se iba enfriando mientras los pensamientos de Lyra eran más frenéticos tenia tanto miedo que dolía el pecho. Armas contra su garganta, sus mentiras eran como una sentencia de muerte prematura. Las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos, silenciosas como un abrazo en la media noche, sus pensamientos frenéticos pero ella tranquila por fuera.

Un sollozo dejó sus labios como si su miedo tuvieran alas. La coraza que rodeaba su secreto había dejado que se formase una grieta y ella se había roto frente a la persona menos indicada para eso.

𝕷𝖆 𝖈𝖍𝖎𝖈𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖘𝖊 𝖆𝖙𝖗𝖊𝖛𝖎ó 𝖆 𝖘𝖆𝖇𝖊𝖗   ... #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora