2.- Tarde casual.

954 115 20
                                    

•─────•✦•─────•

Un cansado Slade se rasca la cabeza, mientras subía por esas sucias escaleras olvidadas por Dios. Piso gris, paredes manchadas y un pasamanos que te deja los dedos negros del horrible descuido en que se encuentran. Sin ventanas, ni luz natural, ni sin alguna especie de iluminación medianamente cálida o fuerte puede entrar en este desgraciado edificio.

—Quita esa cara, Slade.

El nombrado voltea un poco el cuello, malabareando en sus brazos las bolsas de papel, para mirar de reojo a su ya, confirmada, pareja.

—Yo no hice nada— Dice volviendo a dirigir su mirada al pasillo.

Slade siente como Dick pone los ojos blancos —Mentiras. Eres un Drama Queen, mi departamento no es tan malo.

El mercenario puede estar de acuerdo, dependiendo del día. Y para su desgracia, hoy no es uno de ellos. Ciertamente no es un desastre, ha visto áreas mucho peores en otras zonas del país. Propiedades cayéndose por la invasiva humedad en las frías calles de Gotham, dominios muriendo por la cacofonía de la pobreza en Detroit y también ciertos lugares resplandecientes de peligro en Nueva York. Sin embargo, la posesión de este conocimiento no excluye la aversión que le produce el edificio donde vive su amante.

—¿Cómo sabes que cara estoy haciendo? Vas detrás de mí.

Dick bufa mientras continúa subiendo las escaleras, pies cansados por un agotador día de trabajo, una adolorida mano sujeta por la cadena pesada que carga y deseos inefables de caer en la suavidad de su cama y dormir acompañado por Slade hasta el fin del mundo. Cuarto piso, falta poco

—Te conozco, lamentablemente— Murmura esto último con tono de mofa. El mayor gruñe en respuesta —Además, has evitado el pasamanos como si fuera la peste.

—Recuérdame de nuevo por qué te estoy ayudando a subir tus cosas.

Dick deja escapar un suspiro divertido —Porque, eres un buen novio y ayudas a esta alma en desgracia como el buen ángel que eres. Todo un héroe.

—No digas tonterías o no tendré escrúpulos en botar toda la comida que tengo en mano.

—Tan noble y valiente...— Dick siguió divagando —Virtuoso y bondadoso, nunca me amenazaría con tirar toda mi comida recién comprada del supermercado.

—No es amenaza, es advertencia— Slade arrastra sus pasos por el último escalón que le quedaba, atravesando el umbral para llegar al pasillo, por fin deslumbrando el cálido sol por las ventanas que le entregan la imagen de un atardecer a penas visible en esta contaminada y abandonada ciudad. Sus ánimos no suben tanto como esperaba.

—Si sigues con esta broma tuya, me veré en la obligación de golpearte— Dice ligeramente exacerbado, y levemente divertido, pero eso nunca lo admitirá en voz alta.

Dick jadea, colocando su mano libre de bolsas en su pecho teatralmente —Slade, eso es violencia intrafamiliar. No creí que fueras uno de esos. Nunca conozcas a tus héroes— Exclama con un ficticio tono herido.

Mocoso, pensó Slade. Mientras colocaba la comida en el suelo —¿La llave?

Dick llega unos segundos después y deja las dos bolsas que llevaba cargando toda la tarde frente a la puerta —Por supuesto— Dice buscando por los bolsillos de su pantalón. Tantea unos instantes cada monedero en su ropa.

Slade lo mira con una ceja levantada —¿Y...?

Su pareja suspira derrotada —Debieron haberse quedado en tu auto. Voy por ellas— Dice disponiéndose a bajar corriendo las escaleras.

Día a día [Sladick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora