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Ambos tomaron otro tren con dirección a Ogano. Nuevamente conversaban de todo y nada haciendo que el tiempo pasara volando. Cuando se bajaron en la estación lo primero que hicieron fue caminar más o menos kilómetro y medio en dirección al pueblo. Al llegar, muchas personas saludaban al pelirrojo y este les devolvía el saludo.

– Entonces, ¿cuál es la historia y por qué estamos aquí? – preguntó Jotaro, Noriaki parecía conocer a todas las personas del lugar.

– Aquí es dónde nació mi padre. A veces veníamos de visita. – respondió él, un tanto nostálgico, sus ojos amatista mirando a las personas y recordando quien sabe qué.

– ¿Estás seguro de que está aquí?

– No tiene ningún otro lugar al cual huir. Por ahora nos quedaremos en alguna posada, quiero bañarme. – se dirigieron a una posada que tenían onsen incluído. Noriaki dejó salir un comentario pícaro de que deberían quedarse en la misma habitación pero Jotaro se negó. Sus habitaciones estaban una al lado de la otra y a veces el pelirrojo se sentía tentado a espiar un poco a Jotaro. Desechó el pensamiento, no iba a ir hasta ese punto. Al llegar la puesta de sol, tomó una toalla y un kimono y se dirigió al onsen, quería tomar un buen baño antes de salir a buscar al viejo. Se cambió de ropa rápidamente y la guardó en el lugar correspondiente, envolvió la toalla alrededor de su cintura y se adentró al baño.

Jotaro ya estaba ahí.

La parte inferior de su cuerpo estaba bajo el agua, dejando fuera su glorioso y perfecto torso, los grandes brazos recargados en el borde de piedra. El vapor no le dejaba distinguir lo que había ahí debajo. De pronto se sintió nervioso, y esos nervios crecieron cuando los ojos turquesa lo miraron. Se sintió devorado.

– Yo...yo lo siento. No sabía que estabas aquí. Ya me voy. – dijo el pelirrojo trabándose al principio, y se dio la media vuelta con la intención de retirarse de ahí.

– Quédate.

– ¿Qué?

– No lo voy a decir dos veces. – Noriaki no respondió, simplemente procedió a limpiarse para de ahí entrar al agua. En ningún momento se quitó la toalla de la cintura, por alguna razón el hecho de que Jotaro lo viese desnudo lo hacía sentir avergonzado.

– Me sorprende que estés nervioso luego de coquetearme sin parar.

– Yo no estoy nervioso.

– El rubor de tu cara no dice lo mismo.

– Es por el calor del agua. Cuando salgamos de aquí iremos a buscar al viejo. – cambió rápidamente de tema, no pensaba admitirle que si estaba nervioso, por ahora. El silencio se estableció entre ellos, Noriaki vio de reojo como Jotaro observaba las estrellas. Este bajó la mirada y el pelirrojo volteó el rostro.

– ¿Odias a tu padre? – la pregunta fue repentina, y por un momento no supo que responder.

– Tal ves sí. Tal vez no.

– Eso fue ambiguo.

– Lo sé. – respondió con una sonrisa y se puso de pie, había culminado su baño y tenían que buscarlo antes de que se hiciera más tarde. Jotaro lo siguió poco tiempo después. Se reunieron en la habitación del pelinegro para comer algo, ya estaban vestidos para salir.

– ¿Hacia dónde iremos ahora? – preguntó el moreno antes de darle una probada al sushi.

– A la casa de mi abuela. Falleció hace medio año así que sigue intacta, es muy probable que él se esté quedando ahí.

– Bien. – terminaron de comer y salieron a la casa de la abuela de Noriaki, este con bate en mano en caso de algún percance.

Eran alrededor de las 9:30 pm, se podían ver perfectamente las estrellas y la luna llena. La casa estaba un poco apartada de las demás y bastante cercana al bosque, era de un estilo tradicional, ni muy grande ni muy pequeña, con puertas corredizas de papel y piso de tatami. Toda la casa estaba a oscuras y la puerta de la entrada sin seguro. Noriaki abrió la puerta lentamente y observó el interior, la luz de la luna llena les ofrecía cierto nivel de iluminación.

Love Me Dangerous [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora