Capítulo 40 "Thomas"

123 5 1
                                    

Capítulo 40 “Thomas”

-¡Blue, ábreme la puerta, ya! – unos pasos se acercaron a la puerta

-Hola Alex, me alegro que hayas venido, pasa – me dijo Leon haciéndome una señal de que avance como si fuera su casa.

-¿Dónde está Blue? – le pregunté de seguida

-Está arriba, en su habitación –

-¿Cómo se encuentra? – le pregunté preocupado

-No lo sé, desde ayer por la mañana no habló nada y se niega salir de su habitación – me contó Leon viéndose en sus ojos la inquietud. 

Por mi corazón corría el pánico al saber que Blue no  me cogía el teléfono y además haber descubierto que él se había encontrado con Palido me creaba una sensación de mal estar. Nada bueno podía surgir de allí.

Dejé a Leon atrás y me fui corriendo hasta su habitación saltándome las escaleras de dos en dos mientras el tiempo se me hacía interminable hasta su habitación. Maldecía todos los últimos días pasados con Elena, maldecía el día que Palido conoció a Blue, maldecía el día que Juno descubrió mi pecado y me abandonó, maldecía el día que Elena tuvo el trágico accidente.

-Dímelo ya Elena, no me hagas esperar más, reconoce que te arrepientes

-Sí me dijo ella mientras miraba la luna, dejándose ver sobre su rostro una lagrima en derriba Me arrepiento por todo lo que he hecho y por no contrale todo a Blue, aunque siempre lo querré más a él

 

-¡Blue, soy yo, déjame entrar! – le grité, pero desde su habitación no surgió ningún sonido -¡Blue ábreme la puerta o la derribo abajo!  - le grité más fuerte.

El silencio permaneció a pensar de mis voces y la tristeza comenzaba a recubrir mi corazón al pensar que él quería la soledad a cambio de mi presencia. Escalofríos recorrían mi cuerpo al pensar lo que pudo haberle hecho aquel monstruo a la persona que amaba, recordándome a Elena y a aquellas noches en las cuales ella lloraba pero se negaba a contarme lo que había hecho o visto.

Mi corazón se negaba a dejar otro amado mío caer en las mismas garras de aquel psicópata que solamente sabía perturbar y rebuscar los sentimientos sensibles de todo ser humano, llevándolos a lo más primitivo. Dos empujones forzados necesité para desanclar la puerta y entrar en la habitación.

Sobre su rostro permanecía la tristeza expresada con unos ojos rojos de tanto llorar mientras que el pote de pastillas antidepresivas se encontraba vacío, tirado en el suelo. Las lágrimas recorrían sus mejillas con los ojos plenos de culpabilidad.

-Lo siento – me dijo temblando negándome con la cabeza.  

Lo que mis ojos contemplaron, hizo que mi corazón se rompiera en miles de pedazos, repartiéndose sobre el suelo frio e privado de amor. Apreté mis puños fuertemente y mordí mi labio inferior hasta sangrarme para hacer algo que juré  no volver a hacer. Con toda la fuerza golpee a Blue en el estómago haciéndolo vomitar violentamente todas las pastillas con sangre. El golpe fue tan fuerte que le quito la respiración, dejando por unos momentos sin equilibrios, estando a punto de caer, pero lo agarré.

Había expulsado una docena de pastillas antidepresivas ensangradas que podrían haber sido su fin.

Me reprimí las lágrimas por el daño que le había provocado y mientras aún seguía esforzándose para respirar le abracé dejando que sus lágrimas cayeran sobre mi hombro. Mi corazón gritaba de dolor por haberle hecho tal barbaridad a mi amado, pero simplemente no había otra.

BLUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora