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La alarma en su celular suena, entierra la cara aún más en la almohada y se cubre completamente con las mantas de su cama. "Cállate, cállate, cállate" piensa, pero al final suelta un suspiro derrotado. Quita las mantas y se levanta, apaga aquel irritante sonido y se dirige al baño.

Al entrar al cuarto, lo primero que hace es ver su reflejo en el espejo: grandes y oscuros círculos debajo de sus ojos, los cuales están ligeramente rojos, el cabello despeinado y enredado, labios agrietados. Cierra los ojos y una vez más, suelta un suspiro. Vacía su vejiga y sale del cuarto. Siente todo su cuerpo pesado, como si este se resistiera a moverse. Busca su traje de héroe y se lo coloca lo más lento que puede. Quiere postergar su salida tanto como pueda.

Su celular vibra y suena; una notificación, es Uraraka preguntando si ya está despierto y avisándole que está en camino. No quiere que Uraraka lo vea, no quiere ver a nadie, de hecho, sólo quiere quedarse en casa, acostarse en su cama, cerrar los ojos y no volver a abrirlos.

Cuando termina de colocar su traje, inhala y exhala, tratando de darse fuerza a sí mismo, aunque sabe que es inútil. El timbre de su casa suena, es Uraraka, camina hasta la puerta y la abre. Ella le saluda y le brinda una linda sonrisa, pero cuando repara en su aspecto, la bonita curvatura en sus labios pierde fuerza.

—Deku —dice y entra al departamento.

El aludido la mira, parece que ella quiere decir algo, pero al final se lo guarda para sí misma y suelta un suspiro.

—Déjame arreglar tu cabello —dice ella.

—Uraraka —Habla Izuku, a punto de reclamar, pero la mirada suplicante de su amiga detiene su hablar.

—Está bien.

Uraraka se adentra a su habitación para buscar un cepillo, no se lo dice a Deku, pero está preocupada por lo descuidado que el hogar de su amigo se ve, e incluso él mismo se ve descuidado. Pero no dice nada. Ve el cepillo tirado en el suelo, al final de la cama, lo levanta y regresa con Izuku.

—Siéntate en el sillón —indica gentilmente Uraraka.

Izuku hace lo que le dicen y su amiga se para detrás del respaldo del sillón, suavemente comienza a pasar el cepillo por su cabello y se toma unos segundos de más para deshacerse de los nudos más difíciles. Al final de unos minutos termina de cepillar a Izuku.

—Listo, vámonos —Uraraka deja el cepillo a un lado de Izuku y se encamina a la puerta. Su amigo camina detrás de ella.

Bajan las escaleras del departamento y se adentran al carro de Uraraka con Izuku en el asiento del copiloto. El motor del carro ronronea, Uraraka quita el freno de mano y se adentra al río de automóviles.

Izuku agradece que el silencio dentro del carro es amortiguado por las canciones pop que suenan en la radio, no sabe qué decirle a Uraraka. Se siente avergonzado. A su mente llegan los recuerdos de él llorando en los brazos de su amiga diciéndole lo solo que se siente desde que él no está.

Uraraka parece notar su mirada porque le mira brevemente para sonreírle y después regresa su mirada al frente.

—¿Seguro que estás bien, Deku?

El aludido asiente, sonríe, aunque sus labios se ven más como una mueca que una sonrisa.

—¿Seguro? Tal vez aún necesites más tiempo para ti —dice y se apura en añadir— pero creo que no es bueno que te quedes solo, Izuku, yo... —deja escapar un suspiro— Estoy preocupada por ti.

Uraraka le mira brevemente, buscando una respuesta. La mirada de su amiga regresa una vez más al frente. ¿Qué debe decirle a su amiga? No puede asegurarle a Uraraka que está bien o siquiera que lo va a estar. La mujer voltea una vez más a verle al ver que no responde, en su rostro se puede ver la preocupación que siente por su amigo.

NIRVANA | katsudeku omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora