Izuku está vacío, ha perdido para siempre a quienes más ama... ¿o no? Durante un enfrentamiento un villano le ataca con su don mandándolo a otra lugar, un lugar en donde se encuentra rodeado de personas idénticas a las que ya conoce e incluso, a los...
Takahashi Reiko se encuentra de pie en su oficina, observando la impresionante vista desde lo más alto del rascacielos de su empresa. El centro de Tokyo desborda energía.
"Son como insectos" piensa Reiko "insectos que puedo aplastar en cualquier momento"
Se escucha el golpeteo de la puerta, a lo que la mujer responde con un adelante. La secretaria entra y observa la elegante figura de su jefa. Lleva un enterizo rojo que se amolda sutilmente a las curvas de su menudo cuerpo. El cabello en un moño le permite apreciar la finura de su cuello y su piel blanca como porcelana. Uno puede suponer que es una mujer delicada que necesita protección, pero claro que no, Takahashi Reiko es un gran tiburón que devorará a todos. Sabe que su jefa no volteará a verla, por lo que decide hablar.
—Señorita Takahashi, un detective de la policía insiste en tener una entrevista con usted. Le he dicho que usted es una mujer muy ocupada y que no puede simplemente presentarse sin previa cita. Le indiqué que hiciera una a nuestro número de atención al cliente, así uno de nuestros representantes puede atenderlo—. Dejó unos papeles sobre la mesa.
"Un detective... No hay porqué alarmarse".
—¿El detective sigue aquí?
—No, no, estuvo esperando por una hora y media, pero usted estaba en junta. ¿Hice mal?
—No, Hana, estuvo bien.
Finalmente, la señorita Reiko voltea a ver a su asistente. Una joven omega en sus veintes.
—¿El detective dijo su nombre? —pregunta mientras toma los papeles y comienza a hojearlos.
—Sí, Sato Takeru. Por lo que pude notar es un alfa y ronda los cincuenta. Dejó una tarjeta con sus datos. ¿Quiere que le agende una cita y le informe al detective?
—Sí —dice sin desviar la mirada de los papeles que está leyendo.
Hana saca la tableta debajo de su brazo y comienza a mover sus dedos sobre la superficie.
—De acuerdo —dice Hana y sale de la oficina.
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El detective Sato alza la vista, cubre sus ojos con su mano para evitar que el brillo del sol reflejado en los ventanales lastime su vista. Desde este punto el edificio parece infinito, se alza orgulloso varios metros hacia el cielo. Clara muestra del poder que tiene Nakamura Biotech. Desvía la vista y se dirige a la entrada, listo para enfrentarse a Takahashi Reiko.
En la entrada una recepcionista le indica que tome el ascensor. Después de llegar al piso correcto se encuentra con otra sala de espera. El oficinista, un omega en sus treintas, le indica que espere y pronto alguien vendrá a buscarlo. Sato hace caso y se sienta en una de las sillas del lugar. El hombre teclea algo en la computadora, toma unos papeles y se levanta para salir, Sato le sigue con la mirada.
—Bueno, espero no me mantengan tanto tiempo esperando —dice para sí mismo en voz alta.
