Prólogo

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En una noche estrellada sentados en un techo de las típicas casas parisinas se encontraban los héroes favoritos de la ciudad, Ladybug y Chat Noir, luego de su patrullaje habitual.

La risa de Ladybug sonaba luego de uno de los típicos chistes del chico sentado a su lado.

-Ves M'lady, realmente amas mi sentido del humor, nadie te hace reir como yo y lo sabes

-Nunca dije precisamente que amaba tu sentido del humor, solo dije que me gustaba

-Gustar, amar, es casi lo mismo

Ladybug lanzó una pequeña risa.

-Si tu lo dices-Dijo en tono burlón y Chat Noir la acompañó con la risa

Cuando las risas cesaron el silencio envolvió a la pareja de héroes.

-Entonces, mañana es el día ¿No?

-¿Qué?-Pregunto Ladybug mirando al chico junto a ella con confusión.

Chat se aclaró la voz antes de contestar.

-Que mañana es tu boda ¿No es así?-Dijo Chat mirando a Ladybug, ella lucía un poco sorprendida y apartó su mirada para llevarla a la vista de la ciudad que la altura les ofrecía.

-Ah, si es mañana, estoy algo nerviosa

-¿Por qué?-Dijo Chat intrigado

-No lo sé ¿Qué tal si algo sale mal? ¿Y si aparece un akuma en medio de la ceremonia? ¿Y si...

-Todo va a estar bien-Dijo Chat interrumpiendo a su compañera antes de que comience con su típico balbuceo inentendible que él conocía muy bien de las primeras veces que ella, como civil, intentaba hablar con él siendo Adrien.

Chat estiró su brazo y lo colocó en su hombro haciendo que Ladybug le devolviera la mirada. Ella se encontró con el rostro de Chat lanzándole una leve sonrisa haciendo que casi involuntariamente ella también sonriera.

-Seguramente todo va a salir como está planeado, va a ser una agradable ceremonia y seguro que te vas a ver hermosa, como siempre

-Gracias-Dijo Ladybug e inesperadamente abrazo a Chat. Él se quedó estático unos segundos pero luego le correspondió el abrazo.

Internamente Chat estaba luchando por no derramar ni una sola lágrima y se repetía una y otra vez que debería estar feliz por ella, pero no lo estaba. Ese último mes en el que la chica de la que se había enamorado no una, sino dos veces, desde hace años, vino y le dijo que se casaría no fue algo realmente fácil de escuchar. A diario él, tanto como Chat y como Adrien, tenía que ver como Marinette estaba con otra persona, Luka. Él no tenía nada contra él, con el paso de los años había aprendido a enterrar aquellos sentimientos al no ser correspondidos. Había intentado salir con otras personas e intentar amar a alguien más, pero todo parecía en vano, él siempre regresaba a su M'lady, así que simplemente optó por aprender a vivir con ese sentimiento, el sentirse incapaz de amar a otra persona. Al principio ese sentimiento era insoportable, se sentía defectuoso ¿Como no ser capaz de querer de la manera en que quería a Marinette a alguien más?

Entonces simplemente se rindió y dejó que el tiempo curara sus heridas, el tiempo pasó y parecia que la herida, aunque no estaba curada, dolía menos hasta ese fatídico día, al menos para él, en el que tanto Marinette y Ladybug le anunciaron a Adrien y Chat Noir que se casaría. Esa noticia fue el corte que abrió la herida de nuevo, si no es que la hizo más profunda, pero ¿Qué podía decir? ¿Qué podía hacer? Ya era tarde para intentar algo con ella, lo único que podía hacer era fingir y decirle que estaba feliz por ella cuando en realidad estaba roto por dentro. Eso, empezar a fingir de nuevo hasta que pase, además ¿Acaso fingir no es lo que había hecho casi toda su vida? Fingía ser el hijo perfecto con su padre, el modelo perfecto para el mundo, el chico que siempre estaba bien son sus amigos, siempre tuvo que fingir un poco más o un poco menos en su vida cotidiana, solo como Chat Noir se sentía realmente él, pero ahora tenía que llevar un poco de su habilidad para fingir a su vida como superhéroe.

Ladybug deshizo el abrazo.

-Realmente me gustaría que estuvieras allí mañana, eres muy importante para mi Chat-Dijo aun mirándolo a los ojos.

-Lo se, pero no te preocupes puedes contarme todo cuando nos veamos de nuevo-Dijo volviendo a regalarle una pequeña sonrisa y ella se la devolvió.

Unos minutos después Chat Noir se puso de pie y le extendió la mano a Ladybug para ayudarla a levantarse, ella tomó su mano y se puso de pie junto a él quedando cerca el uno del otro, con su rostros a unos centímetros. Ambos se quedaron mirando unos segundos, Ladybug abrió un poco su boca, como para decir algo pero no lo hizo. Aunque las palabras no lograban salir, en su mente estaba gritando. Tenía tantas dudas que algo de sí esperaba que Chat dijera algo, algo que la haga entrar en razón ¿Pero cómo pedirle eso? ¿Cómo poner en palabras el conflicto interno que esta boda le había traído? Tantos años confiando ciegamente el uno del otro y ahora no podía confiarle esto, ni a él ni a nadie, ni siquiera a su amiga Alya le puedo expresar todo aquello que le pasaba por la cabeza en el momento en que se dio cuenta lo que realmente iba a hacer, se iba a casar con Luka, se iba a casar. Si bien ya habían pasado años desde que definitivamente había vuelto a empezar una relación con él, el hecho de casarse con él le estaba haciendo dudar un poco de su juicio. No es que ella no lo amara, lo hacía, Luka era todo lo que cualquiera podría desear en una pareja, pero (ese maldito pero), tenía que admitir, ahora más que nunca que los sentimientos reprimidos le explotaron en la cara, que aun había una parte de ella que seguía teniendo sentimientos por Adrien, si bien ya no se volvia un manojo de nervios y tartamudeo cada vez que intentaba hablar con él, no podía negar que nunca se había ido del todo esa sensación que él le provocaba. No entendía porque, luego de tantos años y de que él pareciera no corresponder sus sentimientos, la sensación seguía allí, escondida y quizás más leve, pero allí estaba.

Y en cuanto a Chat Noir, ni siquiera quería pensar en los sentimientos que tenía por él, ya desde el fatidico dia que lo vio convertido en Chat Blanc decidió que lo mejor era ni siquiera abrir la puerta a esos sentimientos, por mas que sea doloroso, seria aun peor tener que verlo sufrir de esa manera. Aunque hubo veces en las que fue difícil tapar aquellos sentimientos, ella recordaba que sus deseos no valían sacrificar el bienestar de su compañero.

Ladybug se alejó de Chat saludandolo con la mano mientras tomaba su yoyo para irse columpiando por los techos de París.

Chat le devolvió el saludo pero no se fue, se quedó allí viendo como la chica que amaba se iba para casarse mañana.

You and me against the worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora