You and me against the world

Capítulo 11

La luz del sol de la mañana pegaba en sus rizos dorados resaltando su color, Marinette no pudo evitar estirar su mano y tocarlos haciendo que Adrien, que aún tenía los ojos cerrados, sonriera al sentir su toque. Él abrió los ojos lentamente, sin perder la sonrisa, y le regaló a Marinette la vista de sus ojos verdes, aquellos en los que ella podía perderse por horas, los cuales podría mirar por años sin cansarse. Todavía no se acostumbraba a tener aquella vista todas las mañanas al despertar, rizos dorados, sonrisa resplandeciente, ojos verdes, parecían ser sacados de sus sueños. Pero no era solo su belleza lo único que la deslumbraba, era también el despertar en la calidez de sus brazos, la sensación que, aun sin abrir los ojos, podía sentir como él estaba allí, a su lado.

-Buenos días -Dijo él con su voz algo ronca y somnoliente

Esta era la segunda parte favorita de despertar junto a él, el saludo de buenos días hecho aún bajo el efecto del sueño, casi inconsciente pero que nunca faltaba.

-Buenos días -Contestó ella casi en un susurro para luego acercarse un poco más y darle un casto beso en los labios. Esa era su tercera parte favorita, a este punto empezar todas sus mañanas sintiendo la calidez de sus labios era mejor que su preciado café del desayuno. Cuando separaron sus labios se quedó mirándolo por unos segundos -Todavía no me acostumbro del todo a esto -Dijo ella riendo

-¿Eso es algo malo o algo bueno? -Preguntó él con genuina curiosidad

-Algo bueno -Ella siguió riendo -Es solo que a veces siento que todavía estoy soñando -Su risa cesó pero su sonrisa no se borró de su rostro. Él respondió dándole un pequeño beso en la frente y acercándola mas para abrazarla

-Me pasa lo mismo, más de lo que crees...es más pienso que estoy soñando ahora -Dijo él riendo al igual que ella.

Realmente era algo inusual para él despertar con alguien a su lado, toda su vida había dormido solo, nunca había tenido pijamadas, raramente dormía en la casa de un amigo, siempre en su cuarto, solo. Recién este año con su nueva "libertad" adquirida luego de escapar de la casa de su padre había conocido lo que era dormir en la casa de amigos por meses y tener pijamadas. Así que el hecho de irse a dormir y despertarse todos los días a lado de alguien, y no cualquier persona, sino que Marinette, era algo casi surreal para él.

-¿Qué quieres desayunar? -Pregunto Adrien saliendo de sus pensamientos. Marinette, que ya se estaba quedando dormida de nuevo en sus brazos, susurró una inentendible respuesta-¿Qué? -Volvió a preguntar él con delicadeza, en parte no quería despertarla del todo, no se resistía a verla dormir

-No hay nada...no hay nada para hacer el desayuno -Contestó ella ahora más espabilada-Con los akumas que hubo esta semana nos olvidamos de hacer las compras -Dijo ella acomodándose aún más en sus brazos, cerrando los ojos de nuevo

-Okay, entonces iré a comprar ahora -Dijo él aun en voz baja

-No...-Respondió ella protestando en sus brazos, aun con los ojos cerrados

-Pero algo tenemos que desayunar -Contesto Adrien riéndose de su expresión

-Pero no quiero que te vayas de la cama -Dijo ella abrazándolo mas

-Voy a volver te lo prometo -Dijo él en tono de broma y Marinette contestó simplemente soltando un quejido mientras balbuceaba algo que Adrien no llegó a entender. No pasó mucho para que Marinette se volviera a quedar completamente dormida otra vez, después de todo era temprano para la hora en la que ella solía levantarse los días que no tenía que trabajar. Así que Adrien delicadamente se deslizó de la cama para poder cambiarse. Cuando ya estaba listo se dirigió al living en busca de las llaves pero su vista se centró en la ventana, el cielo estaba despejado, sin una sola nueve porque todas parecían estar acumuladas en la espesa tormenta que se asomaba en el horizonte. Adrien tomó su paraguas, si aquel que le había prestado a Marinette años atrás, las llaves y finalmente salió por la puerta.