Mis sentidos se agudizan y siento un olor desagradable y espantoso a su vez. Cubro mi nariz y boca mientras camino, poco a poco me encuentro con la sorpresa de que estoy en una cueva. Está repleta de objetos perdidos y olvidados, ¿A qué huele el olvido y la tristeza? Imagina que te regalan los tennis que siempre quisiste para bailar; al principio no dejas de usarlos, poco a poco pasa el tiempo y salen unos tennis nuevos, digamos que mejores y te los compras, desechas los viejos y yacen olvidados en el ático.
Pasan los años, decides limpiar el ático y los encuentras. No recuerdas el día en que los olvidaste, huelen mal y digamos que puede ser por el tiempo, humedad o el simple hecho de estar olvidado.
Esto pasa con las personas; al no darle la compresión necesaria, al olvidarlos, esa persona se sentirá de la misma manera (desechada, inservible e incluso olvidada).
Esta cueva es un depósito de objetos, de momentos marcados. Está aquella carta que entregaste con amor a tu pareja, aquella rosa que le entregaste a tu madre en su día, aquel carrito de juguete que te regalaron en el jardín de niños, la pelota y la bicicleta con la que pasaste las tardes jugando.
Dicen que todo y todos somos reemplazables, yo no lo creo así.
Si algo te marcó para toda la vida, y en algún momento lo encuentras, y recuerdas, y sientes lo mismo, entonces nunca fué reemplazado el amor o digamos "cualquier otro sentimiento" Simplemente nunca será tachado.
- ¿Qué es eso? - pregunta SAN.
Encuentro aquel control de videojuegos que me regalaron mis padres, y recuerdo que era algo que deseaba mucho en navidad. Revivo ese momento de alegría que sentí, la tristeza que sentí, lloré de felicidad y reí de tristeza.
Ese momento fué y es irremplazable.
Podrás tener cantidad de objetos mejores, pero el amor combinado con el detalle y la satisfacción de darle a alguien algo que realmente quiere, es único.
Mi corazón se entristece, y digo «¿Cómo me descuidé y aparté todo eso de mi vida?» los seres humanos somos así, vivimos de a momentos. Así no quieras, están marcados en tu ser, y te alegrará saber que esas cosas, sentimientos y personas, no las has abandonado. Camino escalando esos escombros arrumados de recuerdos concentrados, noto que son demasiados, no simplemente míos, sino de las personas que he llegado amar y no he olvidado. Montañas y montañas de recuerdos veo en el horizonte, e intento seguir el ritmo que llevo, cargando con el peso de aquellos recuerdos.
- Los recuerdos y sentimientos nunca se pierden, se almacenan en algún lugar en el alma. Solo tú eres capaz de liberar aquellos recuerdos y sentimientos a tu voluntad y hasta bloquearlos. No es fácil, pero tampoco imposible - menciona SAN.
Sigo escalando todos esos escombros y objetos, buscando un camino, donde sin saber salí de allí. Me siento bien y me encuentro feliz, mucho más tranquilo en mi alma. En mi mente reposa esa luz, ese lago, esos espejos, ese muro, esa cueva.
Le agradezco todo lo vivido y lo que tuve que soportar, para volver a seguir viviendo y caminar, te agradezco a ti 18 por todo, igual.
Siguiendo mi rumbo pensando, recopilando y sintiendo. Es como vivo y he soportado el reflejo de mi alma, que he vinculado la templanza de mis actos que he decretado, creído, ya que sigo luchando me pregunto ¿Qué más se aproximará a mi camino? De pronto siento un fuerte empujón, una fuerza de gravedad inmensa que me empuja hacia abajo, por un túnel oscuro.
- Tú eres el culpable de todo... te odio - me susurran.
- ¿Qué? - exijo.
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AQUEL 18 (SAN Y TÚ)
Mistério / SuspenseUn viaje en tu interior donde tus únicos enemigo son tus sentimientos más profundos. Una lucha plena de sensaciones mortales en el interior de tu ser, en lo más profundo de tu alma; donde la ausencia y desprecio de personas desequilibran tu camino...