𝐶𝐼𝑁𝐶𝑂

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El Reglamentario estaba acostado desnudo en su cama con las sábanas rojas de su casa "humanística" cubriendo de su cintura para abajo. Él dormía usando sus manos como almohada sobre la almohada vectoriana actual. Acababa de terminar de hacer el amor, así que Rafaj estaba sentado a una esquina de la cama volviendo a colocarse su vestimenta de siempre.

El Reglamentario abre sus ojos para verlo a pesar del agotamiento. Y exhala roncamente. -¿Escapada después del sexo? Qué romántico.- Bromea El Reglamentario.

Rafaj sonríe cabizbajo antes de voltear a mirar a su pareja con una dulce sonrisa. -Sabes que te amo.- Le comenta Rafaj inclinándose a besarle uno de los pies del Rey Infernal que sobresale de la sabana roja. El contrario ríe mientras se le queda viendo. -Pero, tristemente Reglamentario, el negocio nunca termina. Los dioses quieren hablar con nosotros.

-El dios de fuego y la diosa del trueno ¿No es así?

-Ya sabes cómo son.

-Esos malditos... Me dan ganas de quedarme más en la cama.

-Yo también quisiera un día en el que nos quedaramos por siempre en la cama.- Dice tiernamente Rafaj acostándose a su lado sosteniendole la cintura.

Ambos se miran en esa cama de seda carmesí con mucho amor y ternura. Se dan un tierno pico. Eso basta para que Rafaj se vuelva a sentar.

-Ya vistete.- Le dice animado Rafaj brincando de la cama para irse al baño a unos paso frente a la cama.

El Reglamentario ríe mientras se sienta en la cama, pero entonces una de sus fosas nasales comienza a sangrar. Él siente un borde líquido bajar de una de sus fosas nasales. Es una gorda gota larga de sangre y el Reglamentario alza su mano para tocársela. Al retroceder su mano, ve en sus yemas la sangre que misteriosamente estaba brotando. Se supone que esto no le sucediera. Nunca le sucedía. ¿Sangrado nasal a un ser inmortal? Y ahora menos que había tomado el puesto del Todopoderoso. Su entrecejo se frunce, pero al mirar a su derecha, escalofriantemente aparece el Todopoderoso con su rostro deslumbrando más que el sol así que solo se ve su cuerpo mostrando una túnica.

El Reglamentario hiperventila con los ojos bien en grande. «ESTOY VIVO.» Anuncia aquel espectro. El Reglamentario cae de la cama a su trasero retrocediendo de aquella cama como un pobre diablo con la cola metida entre las patas (si tuviera). Al volver a mirar a la cama, el Todopoderoso no está ahí. Ese espectro se había ido.

Rafaj estaba saliendo del baño con una sonrisa, pero al mirar a su amado así, se adelantó a correr hacia este. Tirándose de rodillas a su lado.

-Reglamentario, Reglamentario.- Rafaj lo sacude los hombros buscando a por su mirada.

-Estoy bien.- Responde hostil el otro. Brincando sus hombros para quitarse de encima las manos del dios de las estrellas con enojo reflejado en una expresión de angustia.

-Estás sangrando... ¿Por qué?

-Creo que él... No murió. Nos hizo creer que sí, pero no.- Gruñe el Reglamentario con un nervio en su cachete tembloroso. -Y yo creo que mi hijo y su fastidioso novio con alas lo saben...

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Los chicos andaban ya por la carretera. Se emprendieron a una expedición y quién estaba en el guía, era el angelito Gulf. Así que el auto se iba de lado a lado con sus gomas chillando. Ni se diga del revulú de sonidos que había dentro de ese auto viajero largo.

Bright, su novio y Sergei Mew estaban todos alrededor del ángel para guiarlo durante la expedición.

-Solo conduce. Sigue directo.- Avisa el que antes fue humano.

Los Oscuros 3 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora