Rutinas...En la casa, en la escuela, en el trabajo, en el gimnasio, en las relaciones, en la vida en general...
Me había equivocado rotundamente cuando, al día siguiente, pensé que me libraría de ellas. Creí que, con Diego, las dejaba atrás por completo, pero no fue así.
Pensar en lo mal que estaban las cosas entre nosotros dejó de ocupar mi cabeza; reflexionar acerca de todo lo que había ocurrido acaparó mi atención. Cuando salía de un pensamiento, entraba en otro, creando un bucle infinito y doloroso.
Ser totalmente consciente de que, hiciera lo que hiciera, la costumbre y la dejadez se quedaría a mi lado era una tortura. Así que, de alguna manera, me conformé con ello. Me conformé con que cada cosa en la vida era repetitiva, y cada vez que lo descontinúas, algo nuevo ocupa su lugar.
Pero, por suerte, siempre tienes la oportunidad de empezar desde cero de nuevo, de escoger tus nuevas rutinas y costumbres.
Cinco meses después, durante las vacaciones, ayudaba a papá a meter en el auto todas las cajas con cosas frágiles que no habíamos querido dejar en el camión de mudanza. Mis DVD ocupaban los asientos traseros.
—¿No quedó nada? —preguntó papá en cuanto me senté en el asiento del copiloto. Negué, dando vueltas a un paquete que yo misma había empacado. Las primeras luces de la mañana chocaban contra los tejados que había visto durante toda mi vida. No quería despedirme de ellos, que contenían el único recuerdo que tenía de mamá, pero hacerlo era lo que necesitaba.
—¿Podemos pasar por un lugar antes? —pedí. Accedió y el auto avanzó por las calles. Los dos sabíamos a dónde quería ir.
En el buzón, a un lado de la puerta donde se me había quebrado el pecho, el cartero colocaba un par de sobres. Esperé a que terminara y, con cuidado, dejé el paquete para Diego.
Me despedí mentalmente de mis DVD de Saw, de las versiones clásicas de Drácula y de El ciempiés humano. Eran recuerdos bonitos que quería que Ego conservara. Esperaba que la nota pegada dentro fuera suficiente despedida.
Volví al auto de papá, pero, antes de entrar, con la palanca en la mano, miré a la ventana de Diego. Tenía las cortinas echadas.
Con una última sonrisa para él, entré al vehículo, con destino a mi nueva vida.
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ꜱ ᴇ ᴇ ꜱ ᴀ ᴡ #2
Kurzgeschichten"De acuerdo, a este triste juego Finalmente trato de ponerle un final. De acuerdo, estoy enfermo de esto, Alguien tiene que irse de aquí A pesar de que no podamos." Seesaw, Suga.