final

2.3K 70 6
                                    

Calum se atrapa a sí mismo entre los gruesos dedos de su propia mano, envuelve los dígitos alrededor de su carne endurecida, esa que emana este calor que se extiende por todo su cuerpo mientras sus ojos opacos se concentran específicamente en los movimientos que su esposa ejerce.

Utiliza una lentitud pulcra al separar las rodillas delante de él, siendo completamente consciente de lo mucho que el moreno adora el observarla, manteniendo presente el hecho de que sabe cómo le encanta apreciar toda su desnudez y la manera en la que se ofrece a sí misma enfrente de su persona.

No se trata de solo un incentivo para el hombre y nada más, Callie realmente ha adquirido una afición casi desesperante por exponerse solo delante de él, por darle el solemne privilegio de repasar la flor divina que habita entre sus piernas y sumergirse entre sus jugosos pétalos rosáceos con la dureza o la delicadeza que se le antoje.

Lejos de sentir vergüenza ni mucho menos, con ayuda de los años han desarrollado esta comodidad particular que ya no deja lucir a los bochornos ni ningún sentimiento parecido, que sirva de contraste a esa familiaridad que baila entre ellos de manera casi inherente.

Y a Callie le fascina sentirse de esa forma, y Calum puede dar testimonio de aquel porque conoce esa sensación casi tan bien como lo hace ella. Es algo recíproco, sin duda alguna, y es por eso mismo que la excitación solamente va en aumento, aún en la distancia breve en la que permanecen, el deseo va incrementando hasta volverse tan pesado como la entrepierna grotesca que descansa entre los dígitos de aquel hombre que se ha perdido en la belleza íntima de su mujer.

Tiene que llenarse los pulmones de aire para recobrar la concentración que se le ha escapado por aquel intervalo de segundos extremadamente rápidos, y la anticipación de lo que está a punto de recibir es tan buena, que su muñeca se desliza por sí sola alrededor de su circunferencia inconsistente.

Se acaricia con un tarareo mientras ladea la cabeza y logra captar como Callie hace lo mejor que puede por verlo por encima de su hombro a pesar de que la posición no es la más convencional de todas. No le llega a interesar demasiado aquello, en realidad no le presta atención al posible calambre que ella pueda sufrir por sus esfuerzos cuando un pequeño escalofrío le recorre la médula espinal al acariciarse la punta con el pulgar.

—Deberías verte a ti misma— Menciona en un murmullo vigorizante, lo suficientemente profundo como para provocar en la muchacha una sacudida leve que contiene el gemido que probablemente guarda en la punta de su garganta. —Estas tan mojada por unos azotes que deberían de servirte como lección para que no vuelvas a hacer las cosas de esa manera.

No es un regaño como tal, lo cierto es que Calum ya lo ha superado y sabe que puede continuar con su vida como si nada. Sin embargo, le parece interesante el utilizar la situación para incentivar la lujuria que ronda entre ellos y abunda en las paredes de aquella habitación privada.

A Callie se le caen los párpados y él tiene por seguro que ella piensa de la misma forma en la que él lo hace.

—Lo siento, mi señor— Se lamenta con un pequeño quejido, arqueando las caderas hacia atrás en un ofrecimiento, en aquella ofrenda sin vergüenza que su esposo disfruta en demasía.

Si tuviera las manos disponibles le habría pedido que se extendiera para él, que sostuviera sus glúteos y expandiera sus pliegues para poder deleitarse con el modo en el que sus fluidos probablemente habrían caído entre gotas de un río de miel.

Se dice a sí mismo que será para la próxima ocasión, y sin más ganas de retrasar el momento, especialmente porque con las caricias que no ha dejado de ofrecerse y que, aun cuando son leves y poco interesantes, solo consiguen endurecerlo un poco más e imposiblemente en conjunto con la disponibilidad de la rubia.

Corduroy dreams ✶ bdsm! [cth] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora