Capitulo 17; Una escapada

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EROS LAVROV

Estaba muy a gusto dormido en mi cómoda cama y dejándome llevar por mis sueños.
Cuando de pronto siento un golpe fuerte en mi mejilla haciéndome despertar por completo.

- ¡Que carajo!- me queje sentándome en mi cama bruscamente.

- Ay, ¿apoco si te dolió? - escuche una vos femenina y rápidamente me tallé los ojos para ver de quien se trataba.

- Que cariñosa manera de despertarme Polly Pocket- sonreí al verla sentada en la orilla de mi cama.

- Cállate y ven - se levantó de la cama y se dirigió al balcón - Te tengo una sorpresa.

Me levante de mi cama y Charlotte me miro de arriba a abajo, en ese momento me di cuenta que no traía camisa y solo tenía unos pantalones de cuadros donde era muy fácil que se me marcara el miembro.

- Si así duermes, vendré a darte las "buenas noches" más seguido - me guiño el ojo.

- No me quejaría - me incline de hombros y alce mis cejas .

Charlotte paso sus piernas por arriba del barandal con agilidad y empezó a bajar una escalera que estaba recargada a la columna del balcón. Cuando ya estaba abajo, me hizo una seña para que bajara también y lo hice.

- ¿A lo Rapunzel?- inquiri divertido.

- Si ,y esta es la corona que robe - saca de su gran mochila dos pares de patines de color negro, y en su rostro puedo ver una sonrisa de oreja a oreja con una escencia de maldad.

-¿Vamos a patinar en la madrugada?.

-¿Enserio?, yo pensaba que íbamos a pescar - rodó los ojos con diversión.

- Que graciosa estás hoy eh - me burle.

- La verdad, es que nunca aprendí a patinar y como tu si sabesss, quiero que me enseñes - me miro tímidamente.

- ¿Como sabes que se patinar?- pregunte curioso.

- Tú mama sube muchas cosas de ti en Facebook- me miro arrogante y yo reí.

- ¿Viste mis fotos de pequeño?.

- Vi una foto tuya en el baño - rio.

CHARLOTTE BECKETT

Me sostenía del hombro de Eros como si mi vida dependiera de ello mientras intentaba avanzar lentamente.

-¡MÁS LENTO IDIOTA!- grite cuando Eros intentó acelerar el ritmo.

-Es que pareces una abuela con artritis- me volteo a ver con una de esas miradas divertidas típicas de el.

-Tienes que tenerme paciencia Niño Rico, que...- fui interrumpida por un jalón de brazo de Eros y en un abrir y cerrar de ojos, el estaba hasta el otro extremo de la calle y yo en medio de la calle.

-¡EROS, NO MAMES ME VOY A CAER!- grite al ver que no tenia con que sostenerme.

-No lo harás, confía en mi-

-Si lo haré- digo entonando la última sílaba sarcásticamente.

-Ven hacia mi- ¿Escuche bien?, ¿me acaba de decir que patine casi tres metros sola?

-Si, escuchaste bien- me leyó la mente el cabrón.

-Estás loco.

-Tu me tienes así.

- Si si ,ya me lo dijiste una ves - hablo con rapidez y nerviosismo, el solo se echó a reír.

Comencé a mover mis piernas como Eros me indicó momentos atrás, tal vez me veía como un pollo aprendiendo a caminar pero me estaba moviendo hacia el frente.

Estaba apunto de agarrar el brazo de Eros pero una maldita piedra que apareció por obra del Espíritu Santo en mi camino me hizo tropezar y chocar contra el pecho de Eros cayendo de rodillas por el golpe.  Afortunadamente me sostuvo de los brazos evitando que mis rodillas impacten muy fuerte contra el suelo.

Eros me cargo para ponerme de pie de nuevo pero vio que yo no apoyaba los pies en el suelo.

-¿Te vas a parar?.

-No.

-Okay- dijo por lo bajo, me sentó en el suelo de la fría calle y el se acomodó frente a mi, quedando frente a frente, solos, a las cuatro de la madrugada y mormados por el frío de la tranquila noche.

Quedamos en silencio por unos segundos, yo jugaba con una de las redas de mi patín izquierdo y Eros solo se me quedaba viendo confundido.

-¿Quieres que hagamos otra cosa o ya quieres ir a dormir?- me cuestiono mientras veía hacia el oscuro cielo para luego girar su mirada hacia mi.

-¿Podemos ir a tu casa?- le devolví la mirada.

-Okay- asintió y se levantó extendiéndome su mano para tonarla y así lo hice.

Caminamos -ya con nuestros tenis puestos- unas cuantas calles hacia nuestro vecindario y subimos por la misma escalera de antes hacia su habitación y me tiré en su cama exhausta.

-Tu cama es el paraíso.

-Y eso que no me haz visto usándola- me lanzó un guiño con su mirada sexy de siempre, yo solo voltee los ojos mirando hacia lo que fuera que no sea su cara.

Con un movimiento rápido se quitó la sudadera quedando solo con sus pantalones de pijama y no pude contenerme a examinar cada detalle de su abdomen, cada vez bajando más, más y...

-Si sigues mirando no podré contenerme- demando mirándome de reojo mientras el color rojo se apoderaba de mis mejillas y quitaba la mirada rápidamente. El soltó una pequeña risita al ver mi reacción.

-¿Por que dejar para luego algo que puedes hacer ahora?- me levante con rapidez de la cama de Eros y junte sus labios a los míos con brusquedad.

Eros no dudo en seguirme el beso lleno de lujuria y desesperación.

Tomo mis muslos con fuerza y con un movimiento rápido enredo mis piernas en su cintura.

En un movimiento rápido, Eros me estampo contra la pared besando todo mi cuello y clavícula mientras yo jadeaba y soltaba gemidos ahogados.

- ¿Quieres hacerlo?- pidió mi consentimiento.

- A la mierda si -  me quite con rapidez mi blusa mientras Eros me llevaba en dirección hacia su cama.

Eros me dejo caer en la cama y el callo encima mío.

Comencé a quitarle la pijama a Eros con desesperación mientras el bajaba sus húmedos besos de mi boca hasta mi abdomen haciendo que se me enchine la piel.

Con rapidez, Eros tomó mi cuello y caderas haciéndome girar y quedando boca abajo. Pude sentir como Eros levantaba mi cintura y me pegaba hacia el, en ese momento pude sentir lo duro que estaba.

- Mierda..- gimió por lo bajo en el momento en que su miembro entró en mi.

Al igual que el, yo soltaba gemidos y quejidos de satisfacción, pues el me estaba dando una de las mejores noches en mucho tiempo.

Cigarrillos de lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora