4. Violencia [1]

260 26 5
                                    

—¡No puedes hacerlo!

El rubio se giró para mirar a la mujer, en su mano un jarrón de cerámica vacío. —¿Y porqué no? ¡Tú lo hiciste conmigo!

—¡Soy tu madre!

—¡Eso no significa nada para mí! —Gritó Monoma lanzando el jarrón a la mujer, ella se agachó y el objeto se hizo añicos contra la pared detrás de ella. —Aprendí que nadie va a salvarme, así que tengo que hacerlo yo mismo.

—Hijo…

Ella se arrastró por el suelo y se aferró a él con fuerza, su rostro manchado con el maquillaje corrido por las lágrimas. —Perdóname, perdóname por todo lo que te hice y lo que no hice en el pasado. Por favor.

Monoma trató de patearla, pero ella se aferró con fuerza. —¡Suéltame! ¡No puedes llamarme de esa manera! ¡No ahora! ¡No te perdonaré!

El rostro de la mujer pasó de tristeza a ira en segundos, se levantó del suelo con un trozo de cerámica entre sus dedos y trató de apuñalar a su hijo.

—¡Bastardo! ¡¿No sabes todo lo que YO sufrí?! ¡Perdí todo por TU culpa! ¡¿Y aún así dices que yo soy la culpable de todo?!

El rubio pudo detener el arma con su mano antes de que pudiese atravesar su estómago, la sangre se sentía cálida en su palma, la alfombra celeste en el piso pronto se tiñio de rojo con la sangre de su dueño.

Le quitó el arma de las manos y la lanzó lejos a algún lugar del apartamento, su mano ensangrentada tomó a la mujer del cuello.

—¡¿Y QUE HAY DE MÍ?! ¡ERA UN NIÑO! ¡UN MALDITO NIÑO! ¡¿POR QUÉ TENÍAS QUE DEJAR QUE HICIERA LO QUE HIZO?! ¡¿POR QUÉ?! ¡NUNCA LO DETUVISTE! ¡USTEDES ME HICIERON DE ESTA MANERA!

La mujer entre sus manos estaba volviéndose morada, las venas marcadas, su rostro se volvió extremadamente feo mientras trataba de obtener aire para respirar. Sus largas uñas rojas arañaron los brazos del rubio, dejando marcas dolorosas a su paso.

—¡MERECES MORIR AL IGUAL QUE ÉL! —Gritó, sus ojos estaban enormemente abiertos, fuera de sí, ni siquiera podía sentir el dolor de los rasguños en sus brazos ni el del corte profundo en la palma de su mano.

—¡¿Pero qué mierda?! —Tetsu estaba parado en la puerta del apartamento, había escuchado gritos y objetos rompiéndose por lo que había pensado que era una pelea entre amantes. No había pensado que su vecino estaría tratando de asesinar a una mujer.

La policía llegó segundos después.

El oficial estaba apuntando con su arma al rubio. —¡Señor deténgase o dispararemos!

Testu vio como el rubio lo miró, algo dentro de él parecía aterrado y desesperado al mismo tiempo.

Neito derramó un par de lágrimas pero no se apartó de la mujer ahora inconsciente entre sus manos. —¡No lo entiende! ¡Debe morir! ¡Ella es un monstruo! ¡Ella debe morir!

El oficial dio la orden y los que estaban detrás de Testu corrieron para separar al rubio de la mujer en el suelo.

Tetsutetsu solo pudo ver en cámara lenta cómo se llevaban al rubio y los paramédicos revisando a la rubia tirada en la alfombra.

La voz del policía lo trajo de vuelta a la realidad. —Necesito que nos acompañe a la estación.

—¿Eh?

—Es testigo, y fue usted quien nos llamó, necesitamos que vaya y nos dé su testimonio.

—Oh sí, sí claro.

[...]

—Estaba llegando del trabajo y escuche gritos, así que pensé que no era más que una pelea de amantes, no pensaba inmiscuirme pero después escuché como lanzaban objetos y como se rompían. —Contestó. —Fue entonces cuando los llamé.

—¿Por qué pensó que era una simple pelea de amantes?

—Pues, estaban discutiendo. Fue lo primero que pensé.

—¿Conoce a Neito Monoma? ¿Son amigos?

Testu negó. —Lo conozco porque es mi vecino.  Pero no somos amigos.

El oficial asintió. —¿Él dijo algo mientras peleaba con ella?

Tetsu lo pensó un poco. —Dijo algo sobre que ella no hizo nada para detenerlo, no dijo quién pero al parecer hubo algo que pasó cuando era un niño.

—Okey, muchas gracias por su cooperación Señor Tetsu.

—¿Puedo? ¿Puedo preguntar quién era la mujer?

El oficial contestó. —La madre de Neito Monoma.

El peli plateado se sorprendió, ¿El rubio realmente había tratado de matar a su propia madre? Testu negó no la cabeza, estaba ya bastante claro que Monoma era un idiota pero nunca pensó que sería capaz de algo como eso.

—Ya puede irse.

Tetsu se detuvo frente a la puerta. —¿La Señora está bien?

—Está en el hospital por el momento, está viva, afortunadamente.

Testu asintio y se fue. No quería estar más tiempo allí.

Pedazo de Mierda [Tetsutetsu x Monoma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora