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THE "WHY I DID IT"

  Una taza de té, el ameno calor que proporcionaba la salamandra encendida y dos jóvenes sentados frente a frente en los sofás de la pequeña residencia, era todo lo que estaba presente aquella noche

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  Una taza de té, el ameno calor que proporcionaba la salamandra encendida y dos jóvenes sentados frente a frente en los sofás de la pequeña residencia, era todo lo que estaba presente aquella noche. Un adolescente de ojos azules observaba expectante a la muchacha frente a él mientras calentaba sus manos con el calor de la taza, el cual traspasaba el mármol, esperando a que ella se decidiera hablar de una vez por todas luego de estar un par de minutos en silencio tecleando en su teléfono un mensaje para la madre de su amigo, pidiendo el permiso para que este se quedase a dormir en su hogar.

  Norman no quiso poner más impedimentos o reclamos cuando ella le confesó que lo más sensato y seguro para él y su familia es que pasara esa noche en su casa, y así poder evitar que cualquier persona que hubiese estado rondando por el sector en el que estuvieron minutos atrás lo siguiera hasta su casa por mero antojo o pura diversión. Era consciente de lo complejo de todas esas situaciones, y fue por esa razón que le dio igual y dejó que Harper conversara con su madre, inventando una excusa creíble para ello. De todas formas, tanto la señora como el señor Minerva tenían una amplia confianza en la mejor amiga del joven de cabellos albinos, y no tenían problema en que él pasara la noche en su hogar.

  Cuando la peliazul hubo terminado de conversar con la madre de su acompañante, apagó su teléfono y lo tiró hacia su costado, cayendo el aparato boca arriba sobre el sofá café. Harper apoya sus codos en sus rodillas y mantiene su mirada fija en el suelo, buscando las palabras correctas para comenzar mientras que la pierna derecha de Norman se mueve de arriba hacia abajo rápidamente en un pequeño tic ansioso.

  —El dinero que llevaba juntado hace un par de meses no era suficiente —comenzó a explicar su situación, tratando de usar las mejores palabras posibles. Su mirada hasta ese punto se notaba bastanta vacía y perdida, y Norman no despegó sus ojos de los de ella en ningún momento mientras contaba su punto de vista que la llevó a donde estaba actualmente—. Me era muy complicado conseguir algún trabajo por ser menor de edad aún en ese entonces, y los bonos que me otorgaba el gobierno los tenía que invertir en los gastos de la casa, por lo que realmente no estaba juntando prácticamente nada.

  —Sí... recuerdo que hace unos meses estabas muy complicada.

  Ella asiente levemente—. Cuando cumplí dieciocho, fue peor. El dinero del bono disminuyó ya que al tener mayoría de edad ellos inferían que tenía la chance completa de poder generar dinero por mi cuenta. Y claro que podía, pero la organización tan encima era un problema para mí, sobretodo porque estábamos en período de exámenes en ese tiempo, y no estaba en las condiciones para pedirle a Anna que se quedara más tiempo cuidando a mi madre. Teniendo tanto al hospital como al gobierno dándome la espalda con la situación, decidí generar ingresos por mis propios medios: vendía cosas que ya no usaba como ropa, libros, decoraciones y demás. Incluso vendí la última reliquia que me había dejado mi padre para ganar un poco más... pero no era suficiente.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 𝐊𝐍𝐎𝐖𝐒 || normanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora