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WHAT SHE REALLY IS

  Sentada frente al gran mesón mientras observaba el espeso líquido dentro del frasco a falta de lo único que necesitaba, sus dedos tamborileaban desacompasadamente sobre la madera de roble del gran tablón

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  Sentada frente al gran mesón mientras observaba el espeso líquido dentro del frasco a falta de lo único que necesitaba, sus dedos tamborileaban desacompasadamente sobre la madera de roble del gran tablón. Acomoda sus lentes al puente de su nariz con una mueca ansiosa para luego observar la hora en el reloj de pared de su sótano. Cinco de la tarde apenas. Parecía que el tiempo pasara cada vez más lento acorde a más nerviosa se ponía.

  El sonido del timbre hizo eco en la puerta abierta del sótano, por lo que rápidamente se levantó de su lugar y se quitó los guantes de látex de sus manos. Caminó hasta las escaleras y las subió rápidamente, para luego apagar la luz del lugar dejando aquella habitación en completa penumbra y cerró la puerta. Atravesó el corto pasillo hasta llegar a la pequeña sala y antes de abrir directamente la puerta, observó por el ojo de pez que tenía la puerta para cerciorarse de que no fuese alguien extraño o peligroso. No obstante, Harper se sorprendió al reconocer la extravagante cabellera azabache de su mejor amigo, por lo que no dudó en abrir la puerta y regalarle una sonrisa burlona.

  —¿Tanto me extrañas como para venir a visitarme? —el ojiverde chasqueó la lengua sin poder evitar reír levemente ante el comentario de su amiga y luego negó con la cabeza.

  —Buenas tardes para ti también, Harper. Nada, hoy tuve un poco más de tiempo luego de la hora de almuerzo, así que me puse a trabajar y... te traje esto —del bolsillo de su chaqueta sacó un frasco no muy pequeño con un líquido adentro de él. Los ojos de la peliazul se abrieron como platos y prácticamente brillaron al poder ver el contenido—. Extraje la savia que me pediste.

  —Tú... tú... te amo. ¿Lo sabes? Te amo —la fémina recibió el frasco y le dio un efusivo abrazo al más alto, quien se quejó ante la muestra de afecto con el ceño fruncido.

  —¡No seas grosero y abrázala! —escuchó la voz de su madre desde atrás, quien se encontraba dentro del auto. Al escuchar la voz femenina, él dejó salir un suspiro y devolvió el abrazo a la chiquilla, palmeando levemente su espalda.

  —No sabes cuánto te lo atradezco, de verdad. Muchísimas gracias, Ray —Harper sonríe entusiasmada y cuando se separa del abrazo, agita su mano en dirección a la madre de su amigo saludándola—. Isabella, ¿cómo está?

  —Yo estoy bien, muchas gracias —la mayor sonríe con dulzura hacia la joven adolescente—. ¿Cómo estás tú? ¿Cómo está tu madre?

  —Bastante mejor a otros días, ambas. Vamos bien, poco a poco, pero vamos bien —deja salir una pequeña risa—. ¿Y ustedes?

  —Ray me acompaña a hacer un par de trámites, y me pidió que de paso viniéramos a dejarte la savia para tu laboratorio. Si llegas a necesitar más tú misma puedes pasarte por la casa, Harper. No te hagas problemas con eso.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 𝐊𝐍𝐎𝐖𝐒 || normanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora