Capítulo 35

97 16 2
                                    


[Actualización 2/5]


Vamos a teñir este mundo

incluso si no puedo agarrar esta espada

todo lo que necesito es volverme fuerte

podemos tener el juego

No pierdas

todo lo que ves

conviértelo en tu aliado

podemos tener el juego


(Black catcher,

Vickeblanka)


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cuando Jinki despierta, su brazo aún se siente entumecido, pero ya puede moverlo. Flexiona sus dedos para facilitar la circulación y sale de la carpa masajeándose los músculos. Un rayo corta el paisaje y el murmullo constante de la comunidad se silencia un instante. Key se encuentra cerca de la gran fogata encendida en el centro del campamento, controlando la preparación de la comida de esa noche, y cuando lo ve salir se acerca apresuradamente.

—¿Qué maldición has traído? —lo interroga con el ceño arrugado, señalando el lugar de donde salió el rayo.

—Te lo dije, cacé un puro.

—¡¿Y por qué te pareció buena idea traerlo en vez de matarlo?! ¿Has visto su habilidad? No importa que seamos cientos, él solo puede con todos.

—No pudo conmigo —responde Jinki con una sonrisa orgullosa y sujeta por los hombros a su pareja—. Tranquilo, morirá de hambre si no coopera.

Despreocupado, se acerca a la fogata para tomar lugar en la ronda que espera la cena. En eso pregunta a sus hombres si volvieron las aves del cañón. Nadie estaba prestando atención a su regreso, pero no recuerdan haber visto a ninguna. Jinki frunce el ceño y se pone de pie para ir a comprobar los nidos por su cuenta. Si bien tienen domados a esos pajarracos, ellos viven libremente en una colonia, a más altura que la comunidad. De esta manera, cualquier cosa que las aves lleguen a divisar y las ponga en alarma dará alerta al campamento.

Cuando sube a la colonia, el revoloteo de algunas aves por encima de su cabeza hace volar su cabello, que lleva atado con una cinta, debido al largo. Los animales le abren el paso a medida que avanza hacia los nidos. Al llegar al nido de los carroñeros que se llevó al cañón, descubre que está vacío. La colonia y la comunidad viven en completa armonía, dependen la una de la otra, por eso las aves no migran ni se rebelan. Algo debió haberles ocurrido para que no estén de regreso.

Red ForceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora