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Suho despierta con una sensación arenosa en el brazo, sepultado debajo de Kyungsoo y Sehun, que siguen durmiendo profundamente. El otro brazo está muy cómodo y suelto a diferencia, entonces se percata de que Minseok se levantó y abandonó la habitación. Aunque intenta rescatar su brazo atrapado sin perturbar a los dos dormilones, no le queda más remedio que empujarlos para poder moverlo. Kyungsoo y Sehun se quejan en balbuceos y ruedan un poco, pero continúan durmiendo.
Suho sale de la cabaña en cuanto comprueba que el interior sigue en silencio. La fuerza del sol matutino lo obliga a cerrar los ojos hasta que sus ojos se adaptan. Los pastizales hacen ruido al sacudirse con la brisa y abre los ojos para divisar la cabellera de Minseok entre ellos. Empujándolos con las manos, se abre paso para alcanzarlo. A medida que se acerca, oye otra voz. Kibum está con él.
—¿No podías dormir? —pregunta en cuanto los halla, los saludos sobran cuando están literalmente juntos todo el tiempo.
—Estoy acostumbrado a tener pocas horas de sueño —responde Minseok—. Estaba intentando convencer a Kibum de que vaya a descansar.
—Somos dos ahora. Y estamos bien entrenados aunque seamos sometihi —argumenta Suho, mirando al cazador—. Descanse, esa herida no va a sanar de otra forma.
La seriedad con la que se expresa para tratarse de él demuestra que algo más subyace detrás de su petición. Kibum lo piensa esta vez y finalmente se levanta, soltando algunos quejidos de dolor, y les concede el deseo. Minseok aguarda en silencio a que Suho se siente a su lado y hable, preocupado por lo que quiera decir. El RV pega su hombro al de él para demostrar que no está ahí en actitud de pelea.
—Yixing no quiere que hable contigo —dice Suho—. A veces es tan condescendiente contigo que parece que fueras otro de sus pacientes. Pero tus creencias no te hacen un enfermo y creo que puedes soportarlo.
