Veinti Cuatro

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Capítulo anterior:

-Lo intenté... Hoseok.

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7 meses después.

Por televisión siempre había escuchado, visto, incluso investigado junto a los oficiales dichos casos perversos que se mostraban en la pantalla, observando como en la mayoría de los casos los asesinos siempre terminaban presos, las víctimas fallecidas y los familiares destrozados, eran pocas las veces en las que las víctimas salían vivan de dichos casos. Programaciones como tales las miraba desde muchos varios años atrás más no comprendía que podrían estár sintiendo las personas que salían en estos ante lo ocurrido con un ser querido, mucho menos con lo pasaba por la mente de aquellas personas que eran víctimas de violencia entre más.

Nunca lo comprendió hasta que pasó, el trauma que sentían los sobrevivientes, el asco hacía ellos mismos, entre más sentimientos porque desde que le pasó había quedado traumatizado incluso adolorido. Aquel contacto que había tenido con los demás, con las personas que lo rodeanaban desde hace mucho, demaciado tiempo, aquel contacto no era el mismo.

Cualquier intento de contacto físico hacia su persona, terminaba mal, era como un niño pero con la gran diferencia de que contaba con un suceso traumatico de violencia y.... Sabía que muchos niños y niñas alrededor del mundo también pasaban por situaciones iguales o similares pero para él que tuvo una niñez relativamente normal y sin abusos era algo nuevo, algo horrible, traumatico. Salir de su casa era lo último que haría, no había vuelto a la universidad, sus padres apenas sabían de él, las personas que lo rodeaban no le harían daño, de eso estaba seguro más sin embargo los recuerdos, el dolor, la desesperación todos esos sentires seguían en su mente.

Desde la solitaria comodidad de su hogar no le deseaba ningún mal a nadie, a nadie más que a él  y a pesar de todo lo sucedido en contra, le deseaba aún más fuerte el mal, no era correcto pero no podía evitarlo. Todos y cada uno de los recuerdos de aquella noche estaban presentes en su día a día, torturandolo, atormentandolo, llenándolo por completo de asco y miedo.

¿Recibía ayuda? Claramente, más aún con ello se rehusaba a salir de su casa, realmente no quería nada con el exterior, ni con nadie.

La puerta principal de su casa se escuchó abrir lo cual ocasionó que su cuerpo temblara a la vez que un leve brinco dio, podría estar oculto todo lo que quisiera pero el poder de entrada a su casa también lo tenía otra persona, ademas de sus padres.













Todo estaba tan nublado, todo se veía tan oscuro, entre toda aquella oscuridad podía verse una silueta, un chico observándolo con una sonrisa tierna, llena de sinceridad, de amor, aquella sonrisa tan hermosa que no deseaba verla morir más sin embargo parecía que pasaría.

Sus fuerzas eran prácticamente nulas, ninguna parte de su cuerpo era capaz de moverse a dichas alturas, estaba perdido, una extremidad rota, sangre fresca mezclada sobre la seca y un frío intenso sobre su piel descubierta, aquellas mugrientas manos sobre su cuerpo tocandolo con descaro y sin consentimiento, con odio y desprecio, con sed de hacerle sufrir hasta la muerte. Su risa tan escandalosa, llena de maldad y egocentrismo se dejaba escuchar sin cesar por el lugar a la vez que leves jadeos cercanos a las orejas del menor, los cuales provocaban en su persona escalofríos junto a mucho asco.

-Hasta que te quedas quieto.-habló Seokjin.


Este último comenzó a remover los botones de su pantalón, dándose la confianza para quitar sus manos de las caderas del menor puesto que este había dejado de dar resistencia hace un rato atrás, suponía que ya debía de haberse quedado sin fuerza y valla que había tomado una postura de superioridad. Yoongi gruñia con las pocas fuerzas que le quedaban, intentaba moverse, darle fuerza a sus manos o piernas más todo era en vano, estaba perdido.

TWO FRIENDS [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora