Una nueva aventura. Parte 3: Ekim (MavSan)

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Parte final

Hacía una mañana espléndida. Sancar comenzaba a despertar y sonriendo sin razón aparente, buscó a su lado la calidez que lo hace feliz día a día y al no encontrarla, se despertó alarmado pero cuando ve a Mavi entrar con una bandeja en las manos inmediatamente se relaja. 

- Oh, por favor, Mavi - comenzó a decir Sancar frotándose la cara. Realmente se había asustado y no porque hubiesen razones para estar alerta, simplemente le aterraba no verla a su lado cada mañana - no hagas eso, te lo he dicho: me asusto mucho cuando no te veo a mi lado al despertar.

Mavi no pudo evitar reír por lo bajo mientras se sentaba a su lado colocando la bandeja en medio de ambos, besando dulcemente su mejilla. 

- Buenos días para ti también - dijo Mavi tomando un trozo de fruta de la bandeja que por cierto lucía espléndida, un digno desayuno turco con una ligera adición pues Mavi había encargado un omelette de espinacas con tomates uva, le encantaba esa combinación y claro, también solicitó un té y un café - descuida, les advertí claramente que el té tenía que ser cien por ciento çay o mi marido quemaría todo Kos. 

Riendo, pasaron una mañana agradable desayunando y conviviendo con el pequeño Mehmet, quien aparentemente también disfrutaba de estar en Kos pues no dejaba de sonreír. Esa pequeña sonrisa lo era todo para ellos. 

- Es tan hermoso - dijo Sancar cargando a su hijo mientras este reía sin parar - tan hermoso como tú.

- Eso no es verdad - replicó Mavi con una enorme sonrisa - mira, heredó tus hermosos ojos.

El pequeño solo los miró con atención y sonreía articulando sonidos ; Mehmet era su mundo, el resultado de su amor, la prueba de que todos merecemos una segunda oportunidad; la felicidad pura pues Sancar estaba disfrutando ser padre de un recién nacido.
Sin embargo debía darse prisa para llevar a Mavi a su siguiente sorpresa y una vez cambiados y bien equipados, los tres salieron. La curiosidad de Mavi no se hizo esperar. 

- ¿A dónde iremos ahora, amor?

- Oh-oh, no puedo decirte. No hasta llegar - respondió Sancar conteniendo una sonrisa. 

Sancar lo tenía todo perfectamente pensado, como siempre, por lo que había rentado un auto para así poderse mover por toda la isla sin problemas. El trayecto fue relativamente corto y ameno, contemplando las maravillosas vistas que la isla les ofrecía y disfrutando del pasatiempo favorito de ambos que era escuchar música. 
Al llegar, Mavi reconoció inmediatamente el lugar.

Con lágrimas en los ojos, su mente comenzó a recordar. Su sonrisa, sus ojos, lo feliz que lucía tomando clases de vela, lo bonito que se reía cuando caía al agua al equivocarse y lo valiente que era al levantarse e intentarlo de nuevo.

¡Lo logré mamá!

                            ¡Oh, mamá! ¡Te he ganado!

    ¿Viste eso mamá? ¿Lo viste? 


Dicen que recordar es volver a vivir. 

No hay nada más cierto que eso.


Estar ahí era como escuchar el eco de su voz. Mavi lloró en silencio, sus ojos cerrados eran la prueba de que su corazón se encontraba con Ekim, aunque ella ya no estuviera presente.
Sancar, al verla, una parte de él la entiende perfectamente, pero la otra odiaba verla llorar, sin embargo, la dejó ser. La dejó llorar, la dejó sentir.

Soltando un profundo suspiro, Mavi abrió los ojos y sonrió. 

- ¿Cómo supiste? - preguntó mirándolo a los ojos.

HEDEF: Oneshots ~ ElMer ~ MavSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora