6. LA GRAN CONFESIÓN

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Eran las siete y cuarto y no sabía que ponerme.  No me había traído nada formal, asi que decidí vestirme como un día corriente, unos pantalones vaqueros y una camiseta roja.

Cogí algunas cosas (incluida la nota de Thomas) y las metí en el bolsillo de los vaqueros.

Salí de mi habitación y le dije a mi tía que iba a salir.

Iba a coger un autobús, pues el Big Beng estaba un poco lejos.

Me puse los cascos durante el viaje, para no aburrirme y no pensar más de lo que debía.

Llegué al lugar del encuentro y Thomas estaba sentado en un banco, esperando.

Me aproximé a él y sonrió. Se levantó y me dió un ramo de rosas rojas. Pensé en el sueño, pues era el mismo ramo.

Yo lo cogí y Thomas dijo:

-Creía que no venías, aunque sería totalmente normal. Ir por las calles con alguien desconocido.

Me sonrojé y observé sus dulces ojos.

Me cogió de la mano y noté sus dedos acariciando mi mano.

-¿Por qué me dijiste que viniera?-pregunté yo.

-Porque... es que... a ver... cuando chocamos noté que algo extraño sucedió al verte y he dicho que vinieras para descubrir qué es eso extraño-me miró a los ojos y apartó el flequillo de mi cara.

Me quedé en estado de shock y abrí la boca para decir algo, pero no salió nada.

-Solo quería que supieras que, bueno... yo...-estaba nervioso, muy nervioso, o eso parecía.

Estaba esperando su respuesta cuando Thomas me levantó la barbilla suavemente con su mano, y nuestros rostros se juntaron más de lo normal. Sentía el latir de su corazón.

La sangre iba muy deprisa por mis venas y se me aceleró la respiración.

Se acercó a mi oído y susurro:

-Te quiero

MI SUEÑO EN REALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora