Empecé a organizar las preguntas que quería decir a mi tía, para ser lo más discreta posible.
-¿Qué tal el día?-pregunté.
-Bastante bien la verdad, aunque cuando no respondías a mis llamadas me puse nerviosa. Menos mal que ese chico, ¿cómo se llama?-dijo ella.
-¿Thomas?-contesté, pensando en que era el momento de resolver todo.
-Si, eso, Thomas. Bueno, menos mal que me contestó él y me dijo lo que había pasado y dónde estabas-se dibujó una sonrisa en su rostro, estaba claro, algo sabía.
Me quedé callada, y ella dijo:
-¿No es ese chico que te encanta que estás hablando todo el rato de él?
-Bueno, todo el rato no-me ruborizé.
Ella rió.
-¿Así que es él?-preguntó Elinor.
-Si-me ruborizé todavía más-Tía, ¿no te habrá dicho algo Thomas, asi, no sé, extraño?
-No, nada extraño-se fijó en la comida y sus ojos evitaron los míos, estaba claro que mentía.
-Se qué hay algo-dije
-¿Por qué dices eso?-seguía evitando mis miradas.
-Evitas mis miradas, y las dos sabemos que mientes muy mal-afirmé.
-Está bien-suspiró-Thomas me preguntó si podía quedar contigo alguna vez, que algo extraño había pasado, pero no sabía el qué, y quería averiguarlo-desembuchó Elinor.
-Por eso me escribió la nota...-dije susurrando.
-Bueno, ahora que lo sabes, ¿te sientes mejor?-preguntó ella.
-Si, mucho mejor-me levanté de la mesa y me fui a preparar para ir al Big Beng.