Aviso: este capítulo no influye en nada en la trama, tómenlo como relleno que se me ocurrió en clases.
Espero que les guste.
Se encontraban en la escuela, en un banco alejado del patio, donde ambos podían estar tranquilos.
-¡Mira, Jinnie, te hice el almuerzo!- Saca dos táperes con dibujos de conejitos. Se los muestra y los abre, dejando ver una de las comidas favoritas del mayor, elaborada por él mismo. Jin observa los alimentos de dentro y no puede evitar estallar en risas. Era imposible tanta coincidencia.
Un Namjoon triste guarda los envases en el bolso, pensando que a su hyung no le había gustado el detalle. El contrario se ve algo confundido por aquella acción y deja el chiste.
-¿Joonie?- No tenía ni idea del porqué de su actitud. Mira la cabeza gacha del pequeño y, casi dándose una palmada en la cabeza, lo vuelve a llamar:- Nammie, amor-. Va junto a él y abraza su cintura, dándole besos pequeños en su nuca. Seokjin se alerta, un leve sollozo sale de la boca del menor- Nam, Nammie, mírame, por favor-. Pide, haciendo girar a su menor, viendo su linda carita mojada. Inmediatamente lo atrae a sus piernas y limpia sus lágrimas, besando repetidas veces sus tiernos pómulos-. Bebé, no quería generar esto, perdona.
-Está bien, Jinnie, sé que soy demasiado dramático. Perdóname tú a mí, no debería haberme puesto así porque no te haya gustado mi comida, es comprensible- Trata de decirlo sin derramar más lágrimas, pero se le hace imposible y continúa llorando en el hombro contrario.
-Nunca rechazaría esa comida, Joonie, ya que la persona más hermosa del mundo se esforzó mucho por cocinármela- Explica con detenimiento, haciendo rebotar al menor en su regazo, cual niño pequeño-. En verdad me reía por esto-. Ahora él agarra dos loncheras, transparentes de patitos, de su mochila. Éstas traían el mismo contenido que las de su amado. Namjoon queda atónito, ahora esconde su rostro completamente sonrojado en el pecho del rubio debido a la vergüenza que estaba sintiendo.
-Lo siento, lo siento tanto, hyung- Seokjin ríe, abrazando más al moreno.
-No te disculpes, mejor comamos o no nos dará tiempo de acabarlo todo- Sugiere.
Empezaron a degustar los platos, alagándose entre ellos y jugando tontamente.
-Jinniee, tu comida es mucho mejor que la mía- Admite, haciendo un adorable puchero.
-No digas eso, la tuya está deliciosa- Dice, besando su frente y dejando salsa de tomate en ella. El menor se queja y restriega su rostro manchado por el contrario, haciéndolo carcajear. Jin empezó a hacerle cosquillas mientras el contrario se removía, riendo fuerte.
De repente, sonó el timbre, lo que marcó el cese del descanso. Ambos suspiraron fastidiados.
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