xvii

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Rose se encontraba en literatura, y trataba de concentrarse, y no pensar en su estúpido profesor de biología. Se sentía muy decepcionada, él había jugado con ella. Y eso no se lo perdonaría fácilmente.

De repente la puerta se abrió y entro Harry, luciendo tan formal como siempre. Se veía muy bien hoy, el traje negro le quedaba a la perfección, llamando la atención femenina.

- ¿La señorita Rose podría salir un momento? -preguntó con su tan característica voz ronca. La profesora le sonrió y asintió. Rose se levanto de su asiento, y salió del aula.

- ¿Que mierda quieres? - preguntó Rose un poco molesta.

- Joder. - suspiró. - Quiero que me perdones.

- No quiero hablar contigo. - espeto fríamente mirando hacia abajo.

- Pero yo sí quiero. -dijo mientras que pasaba una de sus manos por su cabello rizado. - Rose, de verdad lo siento. Yo no quise engañarte. Cuando me enteré de que eras tú también me lleve una sorpresa.

- No te creo nada, no quiero hablar contigo. - Harry se acerco a Rose, y ella se movió hacia atrás chocando con la pared.

- Muñeca, por favor. -susurró en su oído. - Se una buena chica para papi ¿sí? - dijo y mordió el lóbulo de su oreja, mientras que sus manos hacían pequeñas caricias en sus caderas. Rose estaba sin palabras, su tacto la quemaba.

- Amor, ¿podrías desbloquearme? - susurró y Rose asintió tímidamente.

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