Nuestro reencuentro y tu carta

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*Escena violenta presente en esta parte*

Lan WangJi no era el único desconcertado por la escena frente a él.

Habían encontrado a Wen RoHuan, sabían dónde estaría y fue una flota guiada por el Lan los que se enfrentarían al pirata y su armada. Pero lo que no esperaron fue encontrarse con una batalla entre cientos de barcos.

Alguien había dado el primer golpe, alguien se les adelantó, alguien poderoso.

Se les ordenó detenerse, que rodeasen a los piratas, dejar que continuasen luchando.

Fue sólo después de ver el miedo en los ojos del capitán de la nave en la que Lan WangJi estaba, que el Jade levantó su catalejo y observó cómo un galeón de negras velas atacaba al barco del capitán de los Wen con lo que parecía ser la furia de todas sus víctimas.

Aquel barco cumplía la descripción de los informes sobre la nave principal del Patriarca de Yiling.

¿Qué asuntos tenía este sanguinario pirata con los Wen?

Las balas de sus cañones destruyeron el mástil del navío Wen, hombres caían muertos por la borda. Una figura vestida de negro atacaba con fiereza a Wen RoHuan.

Lan WangJi reconoció el estilo de la espada.

Una segunda figura, más pequeña, se unió a la pelea, ahora era un dos contra uno. La flota Wen comenzó una retirada, pero Jiang Cheng los bloqueó por el norte y Lan XiChen por el sur.

Lan WangJi seguía la pelea en la cubierta donde la figura pequeña cae y el Wen se abalanza sobre ella solo para ser atravesado por la figura de negro. Momentos después un grito de guerra recorre el resto de las naves piratas:

¡Wen RoHuan ha caído!

Un escalofrío colectivo recorrió a todo aquel que observó la escena. Parado en la proa, con una espada en mano y la cabeza del Wen en la otra, el Patriarca reclamó su victoria por sobre sus hombres y los marines.

Fue entonces que el Lan finalmente encontró al hombre que por años creyó perdido.

El Patriarca de Yiling no era otro que Wei Ying.

A través del catalejo, el Patriarca da órdenes y el movimiento entre sus barcos no se hace esperar, son rápidos y se alejan de las fuerzas de la ley sin bajas, dejando atrás a los seguidores de los Wen a merced de la marina.

Lan WangJi ve a Wei WuXian mirar en su dirección, como si supiera que lo observa, una expresión que el Jade no logra interpretar, y luego un gesto mientras se secaba el sudor de la frente.

Lan WangJi siente como su corazón se comprime, reconoce ese gesto, claro que lo reconoce.

Tiene dudas. Miles de preguntas se juntan en su cabeza. Siente el pesar de dejarlo ir. Pero sus órdenes fueron acabar con los piratas y Wei WuXian ahora era uno.

- A estribor, no dejen escapar a los Wen - ordenó, dirigiendo su barco lejos del Patriarca.

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Cuando uno es joven y travieso, lo último que se quiere es que los adultos descubran las fechorías cometidas o por cometer.

Lan Zhan y Wei Ying, como los mejores amigos que algún día fueron, crearon su propio lenguaje para salir de problemas cada que podían. Es decir, Wen WuXian siempre se metía en problemas, y para los Jiang fue un alivio que se hiciese amigo de un niño tan correcto y tranquilo con Lan Wang Ji, quizá así lograse calmarlo.

My True TreasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora