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A veces se sentía mal consigo mismo por no saber como expresarse en público. Con las únicas personas que se había logrado abrir eran nada más y nada menos que sus hermanos, y también desde hacía poco (T/N).
Ella le daba todo el amor del mundo y a él le costaba ser igual que ella. Deseaba serlo. Lo deseaba porque recordaba lo bien que se sentía cuando ella le decía cosas lindas, lo abrazaba o lo peinaba.
Claro que en privado las cosas eran diferentes. Le era mucho más cómodo y no se sentía tan atosigado por lo que podían decir.
―Oye, ¿Tu sabes que te amo, verdad? - se armó de valor aún estando en la calle.
Los ojos de (T/N) se agrandaron como platos. La había tomado por sorpresa, cosa que hizo que se sonrojase. Ella ya sabía que él la amaba y aunque no lo demostrase tan seguido se notaba que se esforzaba. La chica sonrió para seguidamente asentir con la cabeza.
―Yo también te amo - acercó su cara a la de su novio, juntando así sus labios en un suave beso.
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