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Saliste corriendo de tu casa porqué llegabas tarde a tu cita con Choso. Lo viste esperando en la plaza en la que quedasteis y te lanzaste a abrazarlo, tirándolo y cayendo tu encima de él. Te retiraste rápidamente y ayudaste a Choso a levantarse, pero al darte cuenta que su cara había quedado entre tus pechos te sonrojaste notoriamente, provocando que él ladease su cabeza y te mirase de forma curiosa como un cachorrito.
Te tapaste el rostro con tus manos por la vergüenza y sentiste como algo te rodeaba. Choso te estaba abrazando. Tomó tus muñecas y retiró suavemente tus manos de tu cara, dejándote al descubierto.
―¿Estás bien? Estás muy roja...¿No tienes fiebre?.
Negaste con la cabeza y lo volviste a abrazar, escondiendo tu cabeza en su pecho. Dabas gracias a Dios porque tu novio fuese tan inocente y no tu hubiera malpensado todo.
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Veo a Choso re asexual sinceramente. No creo que le llamen mucho esas cosas, por así decirlo.
