No dejo de pensar en lo que pasó ayer. En cómo apareció siendo mi única salvación y en cómo me sentí.
Lo único que quería era quedarme así con él para siempre y sé que es una locura porque no le conozco, pero también sé que cuando está cerca no le tengo miedo a nada.
Hoy en clase no hemos intercambiado ninguna palabra, pero sí que hemos hablado con los ojos y de alguna forma he entendido lo que querían decirme pero no quiero creerme el mensaje.
No debo creérmelo.
De ninguna forma puedo dejar que esto continúe o le pasarán cosas terribles. Tengo que dejar de ser una egoísta.
Ahora estoy en la floristería de mi madre, sentada tras el mostrador haciendo la tarea que tengo para mañana mientras ella decora un ramo de violetas, pero la verdad es que no puedo concentrarme porque no dejo de buscar una solución para todo esto.
-Nat ¿puedes pasarme las tijeras?-pregunta mi madre sin obtener respuesta por mi parte-Naaaaaat-canturrea-¡Natalie!
-¿Eh?-pregunto desconcertada sacudiendo la cabeza.
-Las tijeras-repite.
-Oh, sí-respondo extendiéndoselas.
-¿Hay algo que quieras contarme?-dice arqueando una ceja.
-No...-susurro.
-¿Qué tal las clases?
-Bien-digo escribiendo de nuevo en mis apuntes.
Nos quedamos en silencio.
-¿Es que hay algún chico?-sonríe apoyándose en el mostrador.
-¿Q-qué?-digo echándome hacia atrás.
-Estás en tu mundo desde que has llegado ¡seguro que te gusta alguien! estás en edad de enamorarte.
Aunque esa frase ha sido dicha de forma inocente, en realidad es más dura de escuchar de lo que mi madre se imagina.
-Venga, venga, cuéntame ¿cómo se llama?
-¡Mamá!-me quejo avergonzada recogiendo mis cosas para cambiarme de sitio-déjalo ya, no me gusta nadie.
En ese momento la campanita que hay sobre la puerta llama la atención de ambas indicando que alguien ha entrado en el local.
No puede ser.
-Buenas tardes-le saluda mi madre-¿puedo ayudarle en algo?
-Hola-le sonríe-venía buscando...
El joven mira a la espalda de mi madre intentando encontrar lo que quiere comprar y entonces me ve allí, parada en mitad de la tienda observandole como una idiota.
-¿Nat?-pregunta contento.
Mi madre se gira para mirarme sin entender nada y luego vuelve a mirar a Jungkook (sí, es él).
-¿Os conocéis?
-Sí, algo así-sonríe sin dejar de mirarme-estamos en la misma clase-termina mirando a mi madre.
-¡Vaya!-exclama ella entusiasmada-eso es genial, Nat nunca me habla de chicos ¿sabes? así que es un placer conocerte.
-Mamá, por favor-digo a regañadientes mirándola con los ojos muy abiertos.
-De hecho...-se acerca a mi tirando de la mano del chico-¿por qué no le atiendes tú, Nat?
-¿Q-qué? n-no...no, no puedo, tengo que...
-¡Gracias!-me interrumpe bajando las escaleras que llevan al almacén.
La mato.
-Entonces...¿me atiendes tú?-vuelve a sonreír como si se alegrara de la situación que ha creado mi madre.
-¿Qué querías?-digo resignada dejando mis libros de nuevo en el mostrador.
-¿Qué me recomiendas?
Camino hacia el interior de la tienda y él me sigue.
-Cada flor es distinta y cada situación es distinta, así que si no sabes exactamente que quieres, deberías darme más detalles.
-Son para una chica.
Le miro por un segundo y me doy la vuelta cogiendo unos guantes.
No sé por qué eso me ha entristecido, pero lo ha hecho.
Seguro que ya ha entablado amistad con muchas de las chicas de clase y es para alguna de ellas. Ojalá yo pudiera hacerlo.
Basta Nat, no debes compadecerte de ti misma, eso solo hará todo más difícil.
-Seguramente estás esperando que te de unas rosas o algo así pero si yo fuera tú, le regalaría Irises. Son hermosas por sus colores y creo que sería mucho más original esto que las mismas rosas rojas de siempre-le explico enseñandoselas sin mirarle a la cara-las rosas tristemente han perdido su gracia al ser usadas para todo.
-Si tú fueras ella ¿te gustarían?
-Sí-digo mirando los tres grandes pétalos con los que cuenta cada flor-son mis favoritas...pero eso no importa.
-Bueno-sonríe-tú eres la experta, así que me las llevo.
-En absoluto-digo andando hacia la zona dónde mi madre tiene los utensilios para hacer los ramos-hago esto porque mi madre me ha obligado.
Junto los tallos anudando un lazo en ellos bajo la atenta mirada del chico y tras meterlas en un plástico decorado con motivos de colores rosados, se las entrego y calculo el precio en la caja registradora.
-Son seis euros.
El moreno busca en sus bolsillos y saca un billete de diez euros que deja en la palma de mi mano.
Lo meto en su sitio y cuando voy a darle el cambio, Jungkook agarra mi mano acercándome a él.
-¿Por qué eres tan esquiva conmigo?
Le miro en silencio con el corazón acelerado por la repentina pregunta que ha hecho y por la corta distancia que hay entre nosotros.
-¿Es que acaso te caigo mal? ¿te molestó que me metiera en la pelea? ¿es eso? porque sólo quería ayudarte.
-Deberías alejarte de mí-le advierto zafandome de su mano mientras salgo de detrás de la barra dónde le he estado atendiendo.
-¿Por qué dices eso?
-Porque sí.
-¿Pues sabes qué? tendremos que vernos muy a menudo porque somos compañeros de clase y vivo aqui al lado, así que al menos deberíamos llevarnos bien.
-¿Quieres algo más o puedo seguir con mi tarea?-digo cruzándome de brazos en el centro del establecimiento.
-No, ya me voy-se acerca poniéndose frente a mí de modo que él me mira desde arriba y yo le observo desde abajo-pero sé que te comportas así porque tú también lo has sentido.
-¿D-de qué hablas?
El muchacho se acerca más a mi haciendo que mi respiración se acelere y me olvide de cualquier pensamiento que rondara por mi cabeza.
Me mira serio durante unos segundos y en silencio, roza sus dedos con los míos haciendo que cada poro de mi piel respire.
-¿Sabes cómo se llama eso?
Le miro completamente paralizada.
-Atracción.
ESTÁS LEYENDO
5 Señales (One Shot Jeon Jungkook)
Fanfiction-¿Y tú?-dice al separarse de mi-¿crees ahora que dos personas se pueden enamorar en cuatro días? © Historia original (2015). No se aceptan copias o adaptaciones.