Escena extra

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NdA: ¡pues aquí está la escena extra! Es muy cortita, pero ojalá te guste c: 

He contestado algún comentario explicándolo, pero lo digo por aquí también: el reglamento de Wattpad prohíbe las escenas explícitas entre personajes menores de dieciséis años, y en Modus operandi Draken y Mikey son quinceañeros, de modo que el fic no contiene smut. Hace unos meses se produjo una eliminación masiva de historias y de cuentas, así que no conviene tentar a la suerte, pero no te preocupes: más adelante haré otro DraMi en el que Draken y Mikey sean mayores, y así nos quitaremos el gusanillo de encima nun

 Hace unos meses se produjo una eliminación masiva de historias y de cuentas, así que no conviene tentar a la suerte, pero no te preocupes: más adelante haré otro DraMi en el que Draken y Mikey sean mayores, y así nos quitaremos el gusanillo de en...

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Exceptuando a tres miembros de la ToMan que acaban presentándoles su dimisión formal (haciendo un esfuerzo titánico por enmascarar su repulsión hacia Mikey y hacia él), la reunión de ese domingo transcurre con total normalidad.

La expectación del resto de la pandilla va remitiendo conforme Draken les pide a los capitanes que den un paso al frente, o requiere a alguien para que exponga la información de la que dispone. Mikey, por su parte, hace el referéndum verbal de rigor y emite un veredicto categórico, y para el final de la velada queda más que patente que el hecho de que ambos estén saliendo no significa que vayan a interrumpir la asamblea para comerse la boca delante de todos, o que uno de los dos vaya a arrodillarse y a recitarle al otro un puto poema lacrimógeno.

Los integrantes de la Tōkyō Manji que han optado por seguir en la pandilla se despiden de Mikey con la reverencia habitual, llevándose las manos a la espalda y rugiendo "¡buenas noches, señor!" con una devoción que nada ni nadie puede mancillar. En cuanto se dispersan, Baji propone que den un paseo por el mercadillo nocturno que hay en una plaza cercana.

—Me muero de hambre —bosteza, estirándose tras aparcar su moto junto a la de Chifuyu—. Mataría por un Peyoung Yakisoba.

—¿Compartimos uno? —le propone el chico, apartándose el flequillo de los ojos azules—. Acabo de ver un puesto por allá.

Mitsuya enarca las cejas al escucharlos. Le dirige a Baji una mirada que a todas luces dice "solo os falta ir al banco juntos y pedir una maldita hipoteca", pero él se limita a pasarle un brazo por los hombros a Chifuyu y a hacerle un corte de mangas a Mitsuya sin que el chico se dé cuenta.

—Hoy pago yo.

Dios mío —masculla Mitsuya, en cuanto los otros dos se han alejado lo suficiente—, son peores que Marinnette y Adrien.

Draken no tiene ni idea de quiénes son esos pero, dada la vasta cultura en caricaturas infantiles que posee Mitsuya, opta por no hacer preguntas.

—Yo también tengo hambre —comenta Mikey, acercándose al puesto de dangos y colocándose en la fila—. ¿Tú quieres algo, Ken-chin?

—¿Les quedará alguno de pasta de castaña?

—No sé qué es lo más duro de ser parte de la ToMan —resopla Pah-chin, abatido—: si seguir soltero o que nos llamen Tōkyō Maricas. Qué os apostáis a que incluso Kazutora ha triunfado como la Coca-Cola en el reformatorio.

Modus operandi (Draken/Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora