2. found

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2. encontrado

Rubén Doblas se sintió así, seguía siendo un chico, el mundo era tan grande como una pelota de ping pong, y la corrosión seguía siendo una gripe, así que no había porque tomarle importancia, por lo menos no durante el día en el que finalmente fue encontrado.

Ni siquiera sabía que debía hacer con el mundo, seguía siendo un chico, así que se guardó el mundo en el bolsillo, porque había sido encontrado, en mitad de la calle, por unos ojos violetas que lo miraban con diversión cuando estuvieron cerca.

Eran chicos encontrados, en ambas definiciones de la palabra: chicos distintos, chicos reunidos después de haberse buscado tanto, incluso sin saberlo.

El mundo los observaba con ojos curiosos desde su escondite, ambos tan dedicados como eran, con sus respectivas personalidades, eran la promesa de dos grandes hombres que algún día, tendrían que levantar el mundo sobre los hombros, tan pesado como era, tan corroído como estaba.

No era justo, no era noble, no era un privilegio.

Era un castigo, ¿pero por qué? ¿Por ser tan buenos como eran? ¿Por haberse encontrado? ¿Por... por todo lo que pasaría luego, cuando el mundo ya no pudiera ocultarse en sus bolsillos? ¿Por qué?

Rubén Doblas le sonrió con dulzura, buscando en sus ojos violetas la sensación de sentirse encontrado, visto, por ser quien era, no por alguien a quien solo conocían por el personaje que el mismo había presentado al mundo a través de un computador en su habitación, fue encontrado, en el mundo real, por unos ojos violetas que no veían el mundo en su bolsillo, o la gripe producida por la corrosión.

- De Luque... - llama, con una sonrisita, el mundo en su bolsillo dejó de pesar por un momento, y la gripe desapareció de su sistema. - vaya milagro verte por aquí...

Y se había revuelto el cabello negro con una mano, sonriéndole con blandura, como si pensara que sonreír fuese a ser tomado de otra cierta forma, era solo un chico quien estaba frente a él, e incluso él mismo.

 Pero el mundo tenía ojos, grandes ojos que juzgaban, ojos que guardaban rencor tras las pupilas, en especial para aquellos que se encargarían de llevarlo, en especial para las promesas de dos chicos que se transformarían en hombres en algún momento.

- Me mudo, solo estoy haciendo un par de recados. - se había excusado Samuel. - Me voy con Willy a Los Ángeles. 

De pronto el mundo había crecido dentro del bolsillo de Rubén, y la congestión, causada por la corrosión, había vuelto a hacer acto de presencia, aun así, el menor de ambos chicos le había sonreído, y le había dicho que estaba feliz por él, Samuel De Luque había sonreído de vuelta, agradeciéndole.

Chicos que fueron encontrados, por un par de segundos en la calle, y luego perdidos de nuevo, chicos encontrados que el mundo vigilaba con desdén desde su pedestal.

Pero dejaron de ser observados, juntos, al menos, ambos chicos encontrados, y luego no.

Volvieron a perderse, cada uno en su propio hogar, perdidos, aunque una vez habían sido encontrados.

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