Fiesta

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Cierro mis ojos con fuerza, estiro el cuello lo maximo que puedo, como si quisiera tocar el cielo con la punta de mi nariz, y tomo todo el aire que cabe en mis pulmones. Lo suelto en una rápida esalación y continúo con el camino de vuelta al autobús.

Llevábamos más de seis horas en aquel bosque, no aguantaba ni un segundo más el calor, los bichos, ni los picores de las piernas a causa del roce con diferentes plantas de aspecto venenoso.

Leila no había encontrado su planta, así que todo aquello había sido en vano. Robb y Sarah, continuaron con su camino mientras se susurraban cosas al oído, Benji no paraba de quejarse a Leila sobre la pérdida de tiempo.

- Nadie te ha obligado a venir imbécil, la próxima vez no vengas y asi al menos no tendré que aguantarte más.- El humor de Leila no era el mejor que digamos, pero en aquel momento era aún peor, estaba totalmente cansada y devastada. Aquella planta la iba a volver loca.

- El partido ya ha empezado, y me lo perderé por seguir intentando ayudarte en tus clases de mierda.

- Benji que no me importa tu vida, ¿por qué no nos haces un favor y te tiras por ese barranco?- Una pequeña risita salió de los labios del chico, ni siquiera le había molestado el comentario, simplemente se reía del carácter de ella, lo cual la hacía enfadar más, y eso hacía que él se riera aún más. Era un círculo vicioso de no acabar.

- Por favor, terminar con esta tensión y besaros ya.- Aumento mi velocidad, decidida, y paso entre ellos adelantándolos en un par de zancadas. Me giro brevemente mirando a Leila, la cual me mira con cara de pocos amigos.- No te preocupes amiga, mañana volveremos a por esa estúpida planta. Más la vale dormir bien esta noche, porque pienso encontrarla.

Se forma una pequeña sonrisa en sus labios, lo cual me hace ver que acabo de subir un poco su animo. Benji la mira de lado, sin que ella se entere, hasta que se da cuenta de que le estoy mirando, entonces, aparta la mirada.

Con una pequeña risa, me giro y continúo de nuevo con mi camino.

Al llegar a la parada del autobús para irnos vemos a dos chicos parados esperando. Uno de ellos tiene el cabello castaño, es fuerte y alto, mientras que el otro tiene el pelo completamente negro, es de la misma estatura, pero es algo más delgado. Cuando el castaño se gira brevemente para hablar con su acompañante, mis pasos se detienen de golpe y el corazón me da un vuelco.

Es él.

Leila se acerca con rapidez a mi y se sitúa a mi lado mirando en la misma dirección.

- ¿Qué hace aquí?- murmuro como puedo.

- Supongo que habrá acompañado a Ethan para encontrar la planta. - Se encoge de hombros sin apartar la vista de los chicos.

- ¿Como?

- Su compañero, Ethan, el pelinegro, hace la misma carrera que yo, ya te dije que íbamos juntos a laboratorio. Seguramente le esté ayudando.

- Pero ellos tienen coche, ¿no?- Pregunto algo confundida.

- Se les habrá estropeado o no tenían dinero para gasolina, ¡yo que se! ¡Qué más da Hela! - Pasa su brazo sobre mis hombros y me da un pequeño apretón para que despierte de mi ensimismamiento.- Deberías ir a decir algo, todavía le debes una del otro día que te trajo a casa.

- He hablado tres veces con él Leila, no voy a ir allí como si fuera su amiga de toda la vida.

Me suelto de su enganche y continúo con el camino como hasta hace unos segundos. Una vez llegamos los chicos ni se percatan de nuestra existencia, solo siguen hablando, así que nosotros hacemos lo mismo.

VAINILLE (que nunca te vean sangrar...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora