El dia R

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El día de la resaca. Para algunos el peor día del año. Para mi, bueno, un día mas.

Me despiertan tres toques en la puerta, bueno toques.. poco más y me tiran la puerta abajo. Yo ya esperaba que me gritaran algo como "FBI SALGA CON LAS MANOS EN ALTO". Obviamente nadie lo gritó. Corro a la puerta descalza tratando de no despertar a Leila la cual sigue profundamente dormida en el sofá. Al abrir unos rulitos negros son lo primero que veo.

- Benji.- pronuncio asombrada. Cuando este levanta la cara mi asombro es aún mayor.- ¿Estas bien?

Lleva aún la misma ropa de ayer pero toda manchada con cercos marrones que por el olor parece ser ron. Las cuencas de sus ojos están rodeadas por unas profundas ojeras que me indican que aún no ha dormido ni un segundo. Con torpeza acerca su mano izquierda a mi hombro para apartarme con delicadeza a un lado mientras que son su mano derecha sostiene una botella de ron casi llena. Casi como si tuviera estudiado su recorrido, se dirige al salón donde mira a Leila detenidamente.

- Manda cojones.- pronuncia al fin, y por su arrastre de palabras juraría que esta borracho.

- ¿Que coño haces Benji?- Le susurro.

- Venía a echarme una siesta pero ya veo que está ocupado el sofá. - Deja caer la botella al suelo, haciendo así que esta se rompa en mil añicos, cosa que despierta a Leila de un sobresalto.

- ¡Benji! ¿Eres idiota?- Le grito.- No te muevas, no quiero que te cortes.

Leila se sienta en el sofá frotando sus ojos, sin entender nada de lo que está pasando.

- Oh, menos mal que ya estás despierta. Déjame un hueco, tengo que dormir.- De un pequeño empujón echa a un lado a mi compañera y se sienta a su lado.

Con rapidez recojo todos los cristales y el líquido de la botella tratando de no cortarme.

- Espera que te ayudo..- dice en un tono algo decepcionado Leila. Aunque la obligo a quedarse sentada para evitar que pise en la zona.

Una vez he recogido todo, Leila y yo nos miramos tratando de pensar que hacer, tratando de entender algo, pero Benji solo se limita a acurrucarse en el sofá.

- Hay que llevarle a su apartamento ya.- nos encerramos en mi habitación para hablar sin que él nos escuche.

- Pero ¿que coño ha pasado, Hela?- Me pregunta confusa.

- No.. no lo sé. Yo le abrí la puerta, me extraña que no lo escucharas, casi la rompe a golpes. En cuanto pasó lo primero que hizo fue tirar la botella. Ni si quiera me ha dicho nada. Solo quiere.. dormir.

- Ya pero para eso tiene su apartamento, ¿sabes lo que nos haría el conserje si se entera de cómo va?

- Pues llevémosle a su habitación antes de que sea demasiado tarde. Allí se podrá duchar, cambiar.. aquí como mucho le puedo dejar unas bragas y una camiseta de los talleres de mi tío Paco. - Digo tratando de aguantarme la risa.

- ¿Y qué quieres? ¿Que le pongamos unas gafas de sol y la camiseta de tu tío y carguemos con él hasta la otra punta del campus?- La miro con una media sonrisa ladeada.- Oh no, no no no. Para que te doy ideas, NI DE COÑA, ¿me oyes? Ni de...

A los 20 min después de un cambio de ropa, algo de colonia y unas gafas de sol, salimos con él por la puerta tratando de llamar lo mínimo la atención.

- Cuidado, a tus doce.

- Mis doce son tus doce boba.- Me grita.

- Shhhh ¿quieres quedarte una semana castigada limpiando los chicles bajo las mesas de la biblioteca?

VAINILLE (que nunca te vean sangrar...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora