♦ Princesa solitaria ♦

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Solo seis meses, seis meses pasaron desde aquella partida. Aprendió rápido tanto las reglas como su papel de gongzhu. Historia tenía razón, no era tan complicado, pero lo casi insoportable eran los pretendientes de algún rango de Hizuru.

Mikasa tenía claro desde la plática en el barco con Kiyomi como la plática en reunión con los segundos al mando. El linaje puro de Azumabito debía prosperar, Mikasa claramente estaba dispuesta a cumplir eso pero no pensó que a mitad de mes hubieran tantos hombres casi del mismo linaje o de diferente orden que querían contraer matrimonio con ella. Dejando de lado su belleza, solo era o por compromiso económico o por deseo de una vida de lujos.

Era abrumante, molesto. Sabía que era parte de salvar la región pero aún no estaba lista. Lo único que la distraía era practicar su lenguaje tanto oral como corporal al tratar de conseguir tarados de comercio y paz entre Hizuru y otras regiones del mundo.

Varias personas de muchos lugares llegaban a ella en busca de ayuda, en busca de paz, pero algunas veces también llegaban propuestas de relacionarse sentimentalmente y conseguir una mejor fluidez entre tratados.

Mikasa los rechazaba a todos en ese sentido, no buscaba nada de eso por ahora, solo quería acostumbrarse del todo a su vida de realeza, además no había día que no pensara en Eren, pues cumplía su promesa, jamás lo olvidaría y encadenado a eso sus sentimientos eran aún latentes.

Ese día actual, estaba dando un paseo por el gran jardín trasero, veía el Palacio a distancia y se sorprendía cada vez que analizaba su situación. Ella ahora era dueña de ese enorme lugar, habitaba en ese castillo tan lujoso. Era muy diferente al de Historia, incluso parecía ser más grande pero no se quejaba, su vida iba bien, aunque igual y se sentía sola.

Ese mismo día recibirían una propuesta de Marley y de países sureños. Debía prepararse.

Regresó a su gran habitación, poco después entró su ayudante. Quien ayudó a vestirla, peinar su cabello, decorar su cuello y rostro con alguna joyas y poco maquillaje.

- ¿Me veo bien? - preguntó, levantándose de la pequeña silla

- Por su puesto heika, se ve hermosa - sonrió la joven mujer

Mikasa copió su gesto y suspiró, tenía que encargarse de Marley mientras Kiyomi hablaría con el otro grupo de sureños.

Pronto llegaron, Mikasa los recibió con gentileza.

- Princesa de Hizuru - dijo uno de los del grupo, quienes se inclinaron ligeramente en alabanza y presentación ante ella

- Señores - respondió Mikasa haciendo lo mismo - ¿Quieren tomar asiento? Podemos ir a una sala - sugirió

- No se moleste, con unas sillas estará bien Alteza - dijo

- De acuerdo - respondió y chasqueó los dedos, las meido trajeron las sillas. Mikasa sonrió discretamente a causa del nerviosismo, era extraño hacer eso - Los escucho - se sentó frente a ellos

- Bien, cómo mayormente ya ha escuchado estos meses, nuestro propósito es el mismo, lograr un acuerdo de paz y comercialización entre Hizuru y Marley -

- Comprendo -

- Sin embargo - continuó - También nos gustaría que esa comercialización se de con otras regiones con las que Hizuru ya tiene relación - concluyó

Mikasa se quedó pensativa por un momento y asintió.

- Me parece favorable, siempre y cuando ellos también reciban de su mercancía -

Mi origen asiáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora