2.-Desflorando a mi novia de secundaria

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Dos meses después de perder mi virginidad todo parecía estar volviendo a la normalidad, aunque para ser honesto yo no dejaba de pensar en eso y no fue porque hubiera sido la mejor o peor experiencia, pero se sentía extraño cada vez que lo repasaba en la mente pensaba y pensaba y al final llegaba a una conclusión, no me sentía cómodo porque no estaba en mi elemento, obviamente era del tipo de hombre que debe tomar el control de la situación y no solo dejarse inclinar por una chica mientras está casi lo viola.

Ahora solo debía probar mi teoría y ver si era justo eso lo que estaba ocurriendo y yo me sentiría mucho más cómodo si tomaba el dominio de la situación, pensaba en eso mientras me dirigía a la escuela y cómo no hacerlo si era miércoles y eso significa clase de español a la primer hora del día. Una clase que por nada me gustaba perderme y tampoco llegar tarde, no precisamente por cuestiones académicas, más bien era por la bella maestra Isabel.

Una maestra que tenía solo un año en la escuela pero tenía a profesores y alumnos torciendo el cuello por ella cada vez que pasaba por el lugar, ella no era muy alta, era más bien como los perfumes costosos que viene poco pero de gran calidad, ella solita usar zapatillas de tacón con plataforma y aún así apenas y superaba mi estatura de ese entonces (quizás media 1.60 cuando tenía esa edad) piel clara que aclaraba aún más con maquillaje, un peinado un poco rizado siempre sujetado en chongo de bola y era castaño pintado con muchos destellos rubios y platinados, también usaba lentes de contacto verdes (en esa epoca comenzaban a ponerse de moda), era delgada pero con cadera lo que resaltaba su cintura y un trasero redondo y casi perfecto siempre entallado con pantalones de vestir ceñidos, tanto que podías mirar cómo el pantalón entraba en su trasero bajaban aún pegados a los muslos y el pantalón terminaba acampanado (otro aspecto de la moda en los 2000's. También recuerdo que siempre sus labios los pintaba del mismo color que su saco y solía usar sacos de muchos colores y muchos de ellos colores muy vivos (naranja, verde, azul, blanco, arena etc) que cubrían siempre blusas algo escotadas con algunos botones abiertos o muchas otras veces siemples playeras de tirantes y ya imaginarán la visión que regalaba.

Una linda maestra a la que yo disfrutaba mirar días si y días también. Ya mi mente de adolecentes pensaba cómo podría seducir a mi maestra y si algo había enseñado las revistas para adultos es que todo estaba en el colo hacerlo y la sutileza. Además de comerla con la mirada mientras anotaba y contemplaba ese rico culo paseando de lado a lado de la pizarra se me ocurrió comenzar a entregar cada tarea, ensayo o examen con una nota al final que decía para la maestra más linda o cosas así siempre tratando de no ser vulgar para evitar que si se enojaba y me llevaba a la dirección yo pudiera alegar que era solo un joven e inocente niño con un amor platónico.

Fue una de esas ocasiones que al mirar a mi maestra y perdido en la luna (o mejor dicho su trasero) que no me fijé que mi novia estaba en la puerta de mi salón mirando como estaba solo babeando por mi maestra, aunque no era el único si era el que debía importarle ya que era su novio y una de las chicas del salón comenzó a reír y me empujó el hombro para que yo viera la puerta. Quedé un poco tieso ya que no se veía nada feliz, mi novia mostraba ese rostro que tantas veces vería de mayor, una expresión de "te la voy a cortar" mezclado con seriedad.

Le pidió permiso a mi maestra para hablar conmigo y ella con casi indiferente helada se lo dió y me levanté metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón para acomodar mi pene y caminar sujetándolo para evitar que se viera la excitación. Ella solo quería que le prestará mi libro de matemáticas y al volver a mí lugar y regresar con el libro para dárselo ella me hizo un comentario.

—siguele, he!— me dijo con un tono muy serio y en susurró.

—que? Yo que hice? «es mejor hacerse el idiota y negarlo todo hasta la muerte, un truco aprendido justo de las mismas mujeres»—

CAMINANDO HACIA LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora