Apokolips
Ninguno de los tres dioses se veía complacido. En realidad, no tenían motivos para estarlo. La derrota de Enchantrax había sido vergonzosa, humillante, había traído la deshonra a Apokolips. Su hermana, quien le había prometido volver casa, había fallado y ahora estaba muerta. Y lo que era peor: él la había ayudado. En caso contrario, de haber tenido éxito el plan de Enchantress, como se hacía llamar en la Tierra, su desacato a las órdenes de su sobrino no hubiera recibido castigo. Pero daba igual, la muerte de su hermana le dolía más que todo lo que podría hacerle su sobrino, acompañado de aquellos dos cuervos. Su sobrino tenía a la Abuela Bondad y DeSaad. La mujer a su izquierda, el otro a la derecha.
De los dos que acompañaban a su sobrino, ella era la que menos le preocupaba. Era peligrosa, desde luego, pero no tanto como DeSaad. A ella la movía una fe ciega en Darkseid. Steppenwolf recordó cómo la habían encontrado. Como muchos otros soldados, fue secuestrada a edad temprana, y entrenada para ser una de los muchos que perdían la vida por la causa. A todos los soldados se les entregaba un perro de guerra que debían matar al final de su primer año como prueba final. Ella se negó y ordenó al animal que atacase a su instructor. Cuando su sobrino y él se enteraron se enteraron de lo sucedido, ellos mismos fueron a preguntarle por qué actuó así.
—Si hubiera matado a Mercy, mi señor habría perdido una buena arma. —Recuerda que contestó—. Le obedece a usted primero.
—¿Y se le pido que te mate? —le preguntó su sobrino.
—Yo lo mataré, porque mi señor se perdería un arma aún mejor.
Steppenwolf recordó lo que ocurrió después: su sobrino dio la orden y la mujer mató al perro cuando este la atacó. Fue graduada con honores y recompensada, por supuesto. No podían desperdiciar a la mujer que había sido capaz de entrenar a un animal para que sirviese sobre todas las cosas a la causa de Darkseid.
—Has entrenado a Mercy tan bien en mi nombre que tal vez harás bien entrenando a otros cuya obediencia ciega necesitaré algún día —contestó su sobrino.
Después de ese día, la Abuela Bondad secuestraba y entrenaba a jóvenes en sus "orfanatos". Enchantress había sido una de esas niñas secuestradas. La estaban entrenando para ser una Furia, pero Steppenwolf vio que tenía mucho más potencial y la acogió como su hermana.
Por otra parte, DeSaad casi era una incógnita para Steppenwolf. Tenía que vigilarlo más de cerca. Él era el torturador maestro de Darkseid, un puesto que había ganado por méritos propios.
—¿Tienes algo más que añadir? —preguntó la Abuela Bondad, sacando a Steppenwolf de sus pensamientos—. ¿O ya has tenido suficiente?
—Mi señor, ha sido un error por mi parte. —Steppenwolf se dirigió a su sobrino, ignorando las preguntas de la Abuela Bondad—. Pensé que tendría éxito. Os pido disculpas y os pido enmendar mi error.
—¿Pensaste? —bufó Abuela Bondad—. Solo un necio actúa sin estar completamente seguro de su éxito.
—Pido enmendar mi error —volvió a repetir—. Concederme un poco más de poder para encontrar la última Caja, a pesar de que sospechábamos que se habían llevado la última no es así. La tercera continúa en la Tierra, junto con la Ecuación.
Estaba listo para cualquier cosa, para una respuesta afirmativa o negativa.
—Te concedo lo que pides —habló al fin—, pero esta será la última vez que te permita solucionar tus errores. Que seamos familia no te permite humillar a mi persona.
—Mi señor —dijo Steppenwolf arrodillándose—, ese mundo caerá. Volveré con lo que tanto anhelas: reuniré las Cajas y con ellas la Ecuación.
Los habitantes de ese mundo tenían que pagar por la muerte de su hermana, por su atrevimiento. «Y cuando acabe, podré descansar por fin en casa», pensó antes de partir rumbo al planeta inmundo que sus habitantes llamaban Tieraa.

ESTÁS LEYENDO
Andeväsen ~Aquaman~
FanfictionEl mundo quedó desbastado por la pérdida de Superman. Justicia, honor, igualdad... Conceptos vacíos sin nadie que los represente. Alexis tenía una vida medianamente normal (quitando aquel día del peluquín) excepto por aquello. Una metahumana que pro...