CAPITULO 12

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POV. LENA.
 
Pasábamos nuestra últimas horas en la gran manzana.
 
Dejamos el lujoso hotel y fuimos a comer antes de que el autobús nos llevara al aeropuerto para volver a Miami.
 
—Chica, ¿Cuándo volvamos a Miami, si os saludo por el pasillo del instituto me saludareis?— preguntó Alex tímidamente.
 
—Oiiii, que adorable eres Alexandra— Nia le pellizcó la mejilla. —pues claro, por lo menos yo sí lo haré, y espero que sea más que un saludo, almorzar con nosotras y salir por ahí de vez en cuando.
 
—Sí, Alex. Ahora te tocará aguantarnos, y créeme que no es bonito que Nia te cuente cada capítulo de cada serie que ve. —todas reímos.
 
En este viaje han pasado muchas cosas pero lo mejor ha sido encontrar a Alex.
 
Estábamos dejando las maletas en el autobús cuando Danvers y su grupito se acercó.
 
Ella y Alex dejaron su maleta al mismo tiempo, cuando la Danvers Rubia se iba a ir otra vez con los estúpidos de sus amigos Alex la cogió del brazo.
 
—Ehhh, Danvers, quiero que sepas que no voy a contarle a nadie ninguna de las conversaciones que hemos tenido.
 
¿Qué querrá decir con eso?
 
—¿Y qué? Me da igual lo que digas o lo que cuentes, es tu palabra de perdedora contra la mía. —ahí estaba la Danvers engreída de siempre.
 
—Solo quería que lo supieras, nada más— se fue hacia donde estábamos Nia y yo, mirando la escena pero se volvió a girar —Sabes, te invito a que tengas las mismas conversaciones que tuviste conmigo con cualquiera de esas —señaló al grupo de Danvers con la cabeza— a ver cuanto tardan en burlarse de ti. —No esperó respuesta y subió al autobús.
 
Yo me senté con Nia y Alex se sentó detrás de nosotras sin nadie al lado.
 
—¿Qué ha pasado ahí fuera? ¿Qué era todo eso Alex? —preguntó Nia.
 
Sí, yo también quería saber.
 
—Nada, chicas, lo siento pero he dicho que no diría nada y no lo haré, aunque fuera a la estúpida de Danvers le he dado mi palabra, perdonadme.
 
Woow, esta chica me sorprende.
 
—Alex, te acabas de ganar todo mi respeto, siempre eres fiel a tus pensamientos sin importarte lo que piensen de ti. Muy bien. —ambas sonreíamos.
 
Llevábamos un trozo de camino.
 
—Ayyy, Nia, ve y siéntate con Alex que también está durmiendo y déjame leer tranquila.—la empujé lejos de mí.
 
— ¡¡Uyy!! Que mal humor.— Na Se sentó con Alex se apoyó en ella y volvió a dormirse.
 
Les hice una foto.
 
A los diez minutos el profesor avisó que íbamos a parar en una estación de servicio por si alguien quería ir al baño.
 
—Chicas—las llame— Chicas, ¿bajáis? Voy al baño y a comprar chicles. ¿Queréis algo? ¿Chicas? —Ni caso.— ¿Nia?¿Alex?
 
Seguían durmiendo.
 
—Yaa, Len, baja y no molestes.—Comento Nia malhumorada.
 
—Eso no molestes.—dijo Alex apoyando su cabeza en la de Nia.
 
—Que amor de personas, ahora vuelvo.—avisé.
 
Agarré mi abrigo y la mochila donde llevaba el dinero y salí del autobús.
 
          
 
Compré los chicles y fui al baño.
 
 
 
**************
 
POV. KARA.
 
Pensé todo el camino en lo que Alex me dijo.
 
—El que quiera bajar que baje ahora.—dijo el profesor.
 
Cogí mi mochila y mi abrigo y bajé.
 
Que frío hace en Nueva York, que ganas tengo de volver a Miami.
 
Me compré una botella de agua para el camino de vuelta y fui al baño.
 
Cuando terminé fui a lavarme las manos y vi como alguien salía de uno de los servicios y hacía lo mismo que yo.
 
Luthor.
 
La miré y rodé los ojos.
 
Ella terminó antes que yo y fue hacía la puerta.
 
¿Qué hace? ¿Por qué no sale?
 
—¿Piensas quedarte ahí todo el día?—dije.
 
—La puerta no abre. — Comento ella.
 
—Ni una puerta sabes abrir.
 
—No idiota, no abre de verdad.—dijo forcejeando con la puerta.
 
Esta me quiere ver la cara de estúpida.
 
—¿Te crees que soy estúpida? Abre la puerta, no es momento para tus bromas, Luthor.
 
—Sí, creo que eres estúpida y no se abre la maldita puerta. —Volvió a empujar con más fuerza.
 
—Déjame a mí.—Hice lo mismo que estaba haciendo ella y tuve el mismo resultado. Nada.
 
Mierda. Estamos encerradas.
 
—Empujemos las dos.— Recomendo, y Eso hicimos pero nada.
 
Luthor empezó a gritar que nos sacaran de ahí y yo hice lo mismo.
 
Estuvimos diez minutos gritando y nadie venía.
 
— ¡Ehh! Estamos encerradas.—dije mirando fijamente a la puerta.
 
—Anda no me digas, si no lo llegas a decir, chica, yo ni cuenta me doy.—dijo irónica.
 
—Estamos aquí atrapadas.—dije.
 
— ¿Tú que eres la galardonada a chica obviedad de este año o...?
 
—No, idiota, estamos aquí y el autobús está fuera y como se vaya estamos jodidas.— Respondi.
 
—No se va a ir sin dos alumnas... ¿no?—me preguntó con algo parecido a miedo. Solo levanté los hombros y también con algo de susto en mi mirada.— ¿Tienes señal en el móvil?
 
—No. —dije cuando vi que no tenía señal en mi móvil.
 
— ¡¡Vaya mierda de sitio!!
 
Empecé a pedir ayuda otra vez.
 
A los veinte minutos, por fin alguien se dignó a abrir la puerta, salimos corriendo fuera de la estación de servicio.
 
Mierda.
 
Allí no había nadie, ni rastro del autobús.
 
—A lo mejor están detrás en el aparcamiento. —argumento ella.
 
Ojalá que tenga razón.
 
—Yo me quedo aquí. Ve tú a ver.—dije.
 
—Vale, pero por lo que más quieras no te muevas de aquí, ni un milímetro ¿si? Por favor—dijo en tono serio.
 
          
 
¿Eso era  preocupada? Daba un poco de miedo, o sea, no más de lo habitual pero era extraño verla así.
 
Pasaron tres minutos y la vi aparecer.
 
¿Le estaba hablando al suelo?
 
—Mierda, mierda, mierda, mierda —repetía una y otra vez hasta que se acercó a mí. —¿Tienes señal aquí fuera?
 
— ¿Qué pasa no hay nadie? ¿El autobús?— negó —Mierda. Aquí tampoco hay señal y mi móvil va a morir en dos minutos. Mierda. —se apagó por completo el aparato.
 
—¿Qué hacemos? —Cuestionó.
 
—No sé. Estamos jodidas. —me apoyé contra la pared y bajé a sentarme en la acera.
 
Sí, sí que lo estábamos.
 
—Estamos en un estado que no es el nuestro, en una estación de servicio de mierda, situada Dios sabe donde, no hay señal, tu móvil ha muerto, hace un frío del carajo y nos hemos perdido con la persona que más odiamos en el mundo, puedo afirmar sin temor a equivocarme que he estado mejor. —se sentó a mi lado.
 
—Corrijo mis palabras estamos MUY jodidas. —nos quedamos sentadas mirando al infinito hasta que se me ocurrió algo.
 
Esa cabeza pensante tuya Kara, eres un genio.
 
—Ya sé lo que haremos, le pediremos a alguien que nos lleve al aeropuerto y compraremos un billete y volveremos a Miami.
 
—¿Quieres hacer auto-stop?—asentí enérgicamente. —No, ni loca, a saber lo que nos puede pasar, no, no te dejaré.
 
¿Estaba preocupada de lo que podría pasarnos? ¿Eso me incluía a mí?
 
—¿Y qué propones tú, genio?
 
—No sé, pero subir al coche de un extraño no.
 
No le hice caso y fui hacia la carretera a ver si alguien paraba.
 
—¡¡EHHH!! Danvers, para, ven aquí. ¡Ehh! ¡Loca! Ven conmigo —dijo— sabes que haz lo que quieras.—gritó.
 
—Eso hago. —le grité ya desde el arcén extendiendo la mano con mi pulgar hacia arriba, un coche paró delante mío.
 
Había un hombre de unos cincuenta años, con el pelo canoso y pasado de peso, me sonrió.
 
—Hola, bonita, soy Bob, ¿necesitas que te lleve alguna parte? —dijo el hombre dentro del coche.
 
—Hola, soy Kara. Sí, necesito ir al aeropuerto.—dije yo.
 
—Vamos, sube yo te llevo, preciosa.—puse la mano en la manija para abrir la puerta del coche cuando noté que me agarraban de la cintura y me llevaban para atrás.
 
—Tú no vas a ninguna parte.—dijo Luthor mirándome fijamente.
 
—Déjame, este hombre se ha ofrecido a llevarme al aeropuerto.
 
—Que inocente eres, Kara, este hombre no te va a llevar a ningún aeropuerto, sólo quiere llevarte al asiento de atrás de su coche.—dijo enfadada.
 
Uno, ¿soy demasiado inocente?
 
Dos, ¿me ha llamado Kara?
 
Y tres, ¿De verdad ese hombre quiere eso conmigo?
 
Sí a todo.
 
El hombre bajó del coche, rodeó la parte delantera y se puso frente a nosotras.
 
Luthor me puso detrás de ella y me pegó a su cuerpo, dejé de respirar por un segundo.
 
—La chica se viene conmigo.—dijo desafiándola.
 
—Una mierda se va contigo.—Replico Luthor enfadada.
 
—Tú no te metas— dijo agarrándola del brazo.— Sólo la quiero llevar al aeropuerto.
 
—Te la llevas por encima de mi cadáver. —Soltó su puño y se estrelló contra la cara de Bob.— Y ahora vuelve al coche y te alejas de aquí o acabo contigo.— Bob se levantó del suelo con el labio sangrando y me miró coquetamente.— ¡¡Y NO LA MIRES, IMBÉCIL!! —fue a pegarle otra vez pero la frené agarrándola del brazo.— KARA, SUELTAME, QUE A ESTE LO INFLO A PALOS, VEN COBARDE— decía intentando soltarme de mí.
 
Ese hombre podía matarla. ¿Qué hace? ¿está loca?
 
Bob agarró a Luthor y la estampó contra el coche pero en lugar de ir a por ella Bob intentó agarrarme a mí.
 
—Ven, bonita, tú te vienes conmigo.— dijo con una voz que hizo que sintiera miedo e intentó agarrarme.
 
Kara se valiente, pégale, cierra el puño y pégale, así como ha hecho Lena.
 
Subí y le di en la entrepierna.
 
Eso no es el puño Kara, pero sirve igual.
 
Auuch eso duele.
 
—Vamos, Lena, corre.— salimos corriendo entre el campo que había al lado de la carretera y dejamos atrás al escalofriante hombre retorciéndose de dolor y maldiciéndonos.
 
           

Cuestion De TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora