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Desde que Jungkook tiene memoria siempre fue alguien ansioso, recuerda los paseos en familia y lo animado que se ponía cada que estos llegaban; sus padres dejaron de contarle cuando saldrían ya que si lo hacían, él no dormía esperando el día siguiente. Y allí, en medio de la oscuridad, la luz de la luna entrando por la venta, y un poco de viento acompañándolo; él miraba el techo pensativo, con ansías de que la mañana llegará, pero esta se hacía cada vez más lenta. Durante un par de días estuvo así, esperando a que las horas pasaran rápido y con ellas, la llegada del de cabellera azul. La curiosidad lo mataba por dentro, anhelante de escuchar su historia. 

El sábado en la mañana decidió que saldría a recorrer, aunque ya lo había hecho anteriormente, esas ocasiones solo estaba buscando una historia, pero ya la tenía; era momento de que dejará descansar su mente, y se calmara un poco. 

Pasaba por las pequeñas calles cuando escuchó a una pareja hablando, escuchar su acento lo hizo sonreír, antes no había podido percibir este, pero ya que lo había oído, le pareció algo tierno, muy diferente a los acentos que llevaba escuchando toda su vida. Se acercó al parque sentándose en la única banca que no estaba repleta de nieve; no recordaba cuándo fue la última vez que jugó con la nieve, siempre estuvo ocupado escribiendo o dando alguna conferencia. La nostalgia lo inundó, por lo que no pudo notar el cuerpo sentado a su lado.

--  ¿Por qué no vas a jugar? -- Jungkook dio un pequeño brinco, sintiendo como el pulso acelerado retumbaba en sus oídos.

-- ¡God!-- Esa pequeña palabra fue la única que pudo articular para seguidamente darle un suave golpe en el brazo a Taehyung.-- Casi me matas del susto-- Prosiguió, el ceño fruncido siendo notable en su rostro.  

-- No era mi intención, estabas muy distraído-- La sonrisa dibujada en su rostro hacia creerle todo lo contrario, sabía que lo había hecho con intención. Taehyung se levantó extendiéndole la mano a Jungkook, viendo como este dudaba en tomarla pero aceptando de todos modos.

-- Puedo ver en tu cara que quieres jugar-- Tomo un poco de nieve amenazándolo con la mirada, aquello basto para que Jungkook comenzará a correr tomando otro pequeño monto de nieve; una guerra se desató entre ellos. Las risas inundaron el lugar siendo testigos muchos de los pueblerinos. 

Algunos niños que estaban cerca se unieron persiguiéndolos, tomaban la nieve que podían con sus diminutas manos y las lanzaban, Jungkook esquivaba algunas pero otras llegaban de imprevisto.

Empezó a jadear sintiendo como su respiración se volvía irregular, por lo que disminuyo la velocidad tratando de tomar un poco de aire; él se podría considerar atlético, pero en los últimos meses su estado físico no estaba del todo bien. Jungkook se alejo un poco de los demás para recomponerse, desde allí podía observar a todos los niños jugando y a Taehyung, dejando revolotear su cabello azul, una sonrisa adornando su rostro, las pequeñas arrugas junto a sus ojos y su voz grave diciendo: "los voy a atrapar" mientras seguía a los pequeños con su mano repleta de nieve.

En su pecho se instaló un sentimiento de tranquilidad que llevaba mucho tiempo sin sentir, una sonrisa suave se dibujo en su rostro, para seguidamente emprender camino de nuevo hacía la guerra que aún continuaba.

-- ¿Ya estas cansado?-- La sonrisa que adornaba su rostro no desaparecía, tomó otro monto de nieve para seguidamente lanzarlo, deseando borrar aquella sonrisa que lo retaba.

-- Eso quisieras-- dijo sonriendo aún más cuando la nieve cayó en su rostro, Taehyung no se lo esperaba por lo que por unos segundos quedó perplejo, sonriendo aún más grande en su interior.

-- ¿Me esperabas?-- El de cabello negro sabía a qué se refería, llevaba días esperándolo, la intriga consumiéndolo poco a poco.

-- Quiero saber toda la verdad-- Taehyung se detuvo, mirándolo fijamente, tratando de encontrar un atisbo de sus verdaderas intenciones; pero él estaba siendo real.

-- Te contaré todo, pero debes acompañarme a un lugar-- Jungkook solo asintió, no importaba dónde fuera. Por primera vez en tantos meses tenía una historia, no podía dejar pasar aquella oportunidad.








Las Estrellas En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora