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Tratar de organizar sus ideas siempre fue la peor parte de su trabajo, lo amaba pero como todo en la vida, no podía ser completamente bueno. Las ideas llegaban una tras otra haciendo que su cabeza doliera, sus pensamientos razonables sintiéndose como eco entre todas esas historias que se arremolinan. No se dio cuenta que ya había llegado a su destino, solo hasta que escuchó el ladrido fuerte de su perro y el rasguño en la puerta, queriendo salir a saludarlo. Al entrar se encontró con la casa igual a como la dejó al salir, los muebles viejos que aparentaban ser nuevos, al igual que la mesa junto a la cocina. Le tomó todo un día dejar la casa sin polvo, lavar sábanas que llevaban alrededor de cinco años sin usarse y llenar la nevera para los meses que se quedaría.

Cansado decidió que dormiría temprano. Subió las escaleras al segundo piso y se dio una ducha rápida, tomó los primeros pantalones de pijama que encontró y se los colocó, aunque estaba haciendo mucho frío nunca llegó a acostumbrarse a dormir con camisa. Dispuesto a dormir recibe una llamada de parte de su querido amigo, que no sabía respetar los horarios de las personas ocupadas.

Tras pensarlo por unos segundos decidió contestar.

--Quiero dormir-- Dijo con su voz un poco adormilada debido al cansancio.

-- Hola mejor amigo, ¿Cómo estás? Yo, muy bien ahora que me dejaste toda la responsabilidad del apartamento, gracias por preguntar--El tono sarcástico en su voz hizo notar la molestia de este.

--Perdón YoonGi, no he tenido un buen día, ¿Qué sucede?-- No quería sonar grosero, no era así, al contrario era una persona amable, pero tras intentar todo el día por encontrar algo que logrará inspirarlo; escuchar distintas historias, diferentes personas relatando leyendas o mitos para ayudarlo y al final no encontrar algo que lo convenciera por completo. Estaba cansado, tanto mental como físicamente y aunque sabía que su amigo no tenía la culpa, no sabía cómo esconder sus emociones.

-- Tranquilo Kook, ya encontrarás algo que te inspire-- La seguridad en su voz hizo que una pequeña esperanza creciera en él, tal vez luego lo intentaría, pero por ahora solo quería descansar.

-- Necesitaba saber cómo estabas, es extraño estar en este lugar sin Gureum alrededor y sin ti poniendo música a todo volumen cuando escribes.

-- Acá igual se siente extraño estar sin Holly y sin escuchar el ruido de ese piano-- Soltó una pequeña risa ya que le encantaba molestar a su amigo. Un bufido se escuchó al otro lado de la línea.-- Ya, ya, perdón.

--¿Cuándo vas a volver?-- El tono preocupado lo descolocó, Min YoonGi ha sido su mejor amigo desde la adolescencia, incluso se podría considerar su hermano mayor, ya que este le llevaba tres años. No lo quería preocupar, no quería recurrir al aislamiento pero después de tantos meses buscando una manera de encontrar algo, aunque sea una pequeña historia que lograra sacarlo de aquel bloqueo de escritor en el que se encontraba. No hallaba aquello que lo hiciera sentar durante horas frente a su escritorio reuniendo palabras hasta tenerlo listo.

Y es que Jungkook llevaba haciendo novelas desde su adolescencia, al inicio solo eran pequeñas historias que lograban sacarlo de la realidad en la que vivía. Aquellas historias de fantasía que lo hacían creer que había algo más allí, algo mejor, por lo que decidió a sus quince años que lo mejor para su vida era ser escritor. Específicamente de historias de fantasía, romance o mejor dicho de un mundo utópico en el que las personas pudieran salir de la realidad al leerlas, así como lo hacía él desde que tenía memoria.

Pero desde hacía ocho meses que no encontraba la inspiración, aquella que llegaba con solo dar un paseo y ver a las niños jugar en el parque, inventando distintos escenarios en los cuales aventurar o solo divertirse. Extrañaba la sensación de querer escribir, dejando volar su imaginación. No sabía qué sucedía con él, pero esperaba que no durará mucho.

-- No lo sé, apenas llevo unos días aquí YoonGi, dame un poco de tiempo-- La frustración se escuchaba en su tono de voz, aunque su amigo quería ayudarlo, no encontraba la manera y sentía que Jungkook se estaba perdiendo, odiaba verlo estresado y no poder hacer algo. Tenía la sensación de estar con las manos atadas.

Después de una breve despedida, Jungkook cayó en un profundo sueño con la pequeña esperanza de que al otro día encontraría aquello que estaba buscando.

Las Estrellas En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora