fujitivos

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Nos encontrabamos en un spa, Iroh lo estaba disfrutando demasiado, Zuko solamente se sentó con un sombrero, y yo estaba sentada junto a el.

-Ahh como me hacía falta esto quien diría que flotar en un trozo de madera por tres semanas sin comida y sin agua y rodeado de carroñeros esperando devorar tus órganos me pondría tan tenso.-dijo Iroh relajándose por completo.

-Un momento, dormí por tres semanas??.-dije sorprendida de lo que acababa de oír.

Iroh despues de su masaje se levantó y se acercó a Zuko tomando su hombro sentándose frente a nosotros.

-Ya veo, es el aniversario no es así.
-dijo Iroh mirando a su sobrino.

-Hoy se cumplen tres años desde que me desterraron, lo he perdido todo y lo recuperaré, quiero al avatar quiero mi honor, mi trono no quiero que mi padre piense que no valgo nada. -dijo Zuko levantando la mirada.

-El no piensa eso.-dijo Iroh intentando consolarlo.- Porque te desterraria si no le importaras.-dijo Iroh haciendo que Zuko se fuera.

Iroh me volteo a ver y solamente me di una palma en la frente y negué, como era posible que le dijera eso.

-Eso no sonó nada bien verdad.-dijo Iroh llamando la atención de los empleados y la mía, los tres negamos.

-No tiene caso que lo vaya a buscar, es mejor que este solo un rato, en fin me tengo que ir tengo que hacer algo importante.-dije llendo me de ahí.

Me encontraba mirando el océano, en mi mente todavía tenía la pregúnta que Zuko me había hecho la noche anterior, si el señor del fuego mandaba a Azula las cosas se complicaría demasiado, no podría acompañar más a Zuko teniendo en cuenta que Azula es mi mejor amiga y siempre hemos estado juntas, no la traicionaría por nada, pero con Zuko es mi novio y prometido también y le prometí no abandonarlo, aunque tal vez se me ocurra algo para que Zuko pueda capturar al avatar y vuelva a casa.

-Porque es tan difícil esto.-dije relajándome.-No puedo creer que llegara a hacer lo que más odiaba.-dije con tristeza recordando la cara de terror de la niña del polo norte.

Después de pasar un buen rato pensando camine hacia la pequeña casa donde nos estábamos quedando, encendí unas velas y me senté frente a ellas controlando el fuego con mi respiración, todavía me tenía inquieta la pregunta de Zuko, desde que me mandaron aquí me he dado cuenta que eh cambiado yo no soy así, amable con los demás, me hice blanda, incluso hasta amiga del avatar. No puedo seguir así, esa persona amable murió hace mucho tiempo.Pero ya no quiero seguir con esto, quiero acompañar a Zuko y a su tío, tal vez no sea tan tarde de cambiar de opinión.-dije en voz baja.
Después de varias horas llegaron Zuko y Iroh, en cuanto llegaron nos fuimos directamente a dormir. Mañana sería un nuevo día y tal vez un nuevo comienzo. En la madrugada me levanté exaltada y Iroh estaba igual, me volteo a ver y enseguida me volví a acostar, sabía perfectamente de quién se trataba, me volví a dormir.

Al despertar no estaban ni Zuko ni Iroh, me levanté y salí afuera a caminar un rato, en la orilla del muelle vi un barco de la nación del fuego.-Que raro que hacía un barco aquí.- baje de la aldea hasta el muelle y empecé a subir al barco, pero unos soldados me detuvieron.

-No puede pasar, larguesé si no quiere ser echada a la fuerza.-dijeron dos soldados frente a mi, tapándome el pasó.

-Vaya, y si quiero pasar que.-dije provocando los.

-Llevenmosla adentro.-dijo otro soldado llegando hacía nosotros.

Me tomaron de los brazos no hice resistencia alguna, si era quien creía esto se pondría divertido, me llevaron hasta dentro del barco donde se encontraba alguien sentado en un tronó, a un lado se encontraban dos ancianas que conocía a la perfección.

Núnca te deje solo. (Zukoxtu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora