–Ny... Ny despierta!.
–Ya desperté, ni hace falta que grites –dije frotando mis ojos ante los regaños de mi madre.
–Prepárate rápido y no hagas esperar al joven de ayer.
"Joven de ayer, el único chico que me visitó ayer fue Hikaru... ¿Por qué volvió a venir?, aún faltan un par de horas para la fiesta"
"Es demasiado arriesgado verlo sin personas cerca, podríamos mostrarnos débiles. Será mejor dar una excusa para que se valla"
–No te preocupes mamá que enseguida bajo –dije llevándole la contraria a mi subconsciente, algo normal cuando se trata de Hikaru.
Me coloqué un jean marrón y una camisa de hombro descubierto del mismo color del jean pero más claro, resaltando la inusual tonalidad de mis ojos. Ya vestida me decidí a bajar las escaleras a pesar de que algo dentro de mí me decía que no.
–Hola Hikaru, la celebración de mi cumpleaños es en un par de horas, aún no hemos preparado las condiciones.
–Se que aún no es la fiesta y por eso vine. Primero que nada felicidades, ya tienes diecisiete años y por eso al fin puedo darte esto –el chico frente a mí sacó de una bolsita un hermoso relicario en forma de corazón con dos alas de ángel -, esto es tuyo, tu madre se lo dió a mi padre haciéndole prometer que te lo daría al cumplir tus diecisiete años, mi padre no pudo cumplir su promesa pero me encomendó la labor a mí.
–No entiendo de que estás hablando. ¿Por qué mi madre tendría la necesidad de dárselo a tu padre si me lo puede dar ella misma?, ¿No es verdad, mamá? –dije mirándola y esperando una respuesta, la cual nunca recibí.
–Te puedo explicar todo pero preferiría hacerlo en un lugar más privado.
–Sígueme, vamos a mi cuarto.
–Bien, ahora exijo que me expliques que es todo eso de mi madre y tu padre -dije molesta por el anterior silencio de mi mamá ante las palabras de Hikaru.
–Hace 5 generaciones los Dioses del Olimpo regían el cielo y la tierra, cinco de ellos ordenaron a Hefesto, dios del fuego, el arte y la metalurgia y, a Artemisa, diosa de la Luna y la cacería que crearan cuatro anillo y un relicario. El anillo de Zeus, el padre de los dioses y humanos; el anillo de Poseidón, dios del mar; el anillo de Afrodita, diosa de la belleza y del amor; el anillo de Apolo, dios de la luz, la música y la adivinación; y por último el relicario de Atenea, diosa de la sabiduría. Estas joyas fueron entregadas a los cinco mortales capaces de controlar los poderes de un dios debido al presagio de que algo muy malo le iba a ocurrir al mundo y ellos eran los únicos capaces de evitarlo, esta capacidad se hereda de generación en generación por lo que también lo hacen los anillos y el relicario. Así llegaron hasta nosotros, yo poseo el anillo de Apolo y este relicario es el de Atenea, el cual lo heredas te de tu madre.
–Eso es imposible, en caso de que fuera real, por qué me lo das tú y no Sakura, mi madre -dije algo asustada, en mi mente empecé a sacar conjeturas, el silencio de mi madre, ver los pensamientos de las personas, y si todo es verdad y mi madre no es... Eso es imposible, desde que tengo uso de razón he vivido con ella, solo necesito calmarme.
–Si quieres saber la verdad mírame a los ojos -dijo intentando agarrar mi mentón pero lo parte lo más rápido que pude –. No tienes que tener miedo, no pienso igual que Sakurako.
–Cómo sabes lo que piensa Sakurako, esto es idea de ella verdad, no le basta con mentirme también te dijo a ti que hicieras esto –dije con lágrimas en los ojos, ya no quería sufrir más.
"Aguanta, no caigas ahora, si no habías caído antes tampoco lo debes hacer ahora, hazlo por... "
Mi subconsciente tenía razón, no debo caer, debo hacerlo por... a ella no le hubiera gustado que volviera a caer. Comencé a recordarla y fue como si estuviera de nuevo en aquella época, yo, ella, un auto, ella sangrando, yo llorando, la ambulancia, las palabras de mi madre...
–Nyoko, tranquila... respira... Sakurako no me dijo que hiciera nada, solo lo sé porque tengo la misma habilidad que tú, solo que yo puedo ver los pensamientos de las personas cuando quiera y el que quiera, así fue como lo supe –mencionó Hikaru sacándome de mis recuerdos y limpiando las pequeñas gotas saladas que corrían por mis mejillas.
–Nyoko... Nyoko que está pasando allá dentro, abre la puerta ahora mismo –sentí la voz de mi mamá detrás de la puerta.
–Intenta calmarte, a las 9:45pm tienes que venir a tu cuarto y abrir la ventana para que pueda entrar y seguir conversando. Sé puntual -habló Hikaru mientras habría la ventana para saltar –Y por cierto tu verdadero apellido es Tatsuya.
–Nyoko, ¿estás bien? ¿Donde está el chico de hace un rato?
–Ya se fue, mamá -no pude articular más palabra, entré en un estado de shok en cuestión de segundos ante las palabras del chico ojos esmeralda.
"No le creas, eres Nyoko Tokawa y nadie va a cambiar eso"
En ese momento recordé las palabras de aquella niña: "El azul ángel en los ojos de tu madre es único, deberías estar muy feliz por eso". En aquel tiempo no le dí importancia, pensé que solo eran incoherencias de una niña de 9 años pero ahora todo tiene más sentido, mi madre no es esa mujer de sonrisa cálida y cuyos ojos parecen perlas rosas. Mi madre no es ella, ella me crió a partir de mentiras y eso es algo que duele cuando vives entre ellas y sigues pensando que alguien es sincero.
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𝙃𝙤𝙡𝙖 👋, 𝙢𝙞𝙨 𝙦𝙪𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨/𝙤𝙨 𝙡𝙚𝙘𝙩𝙤𝙧𝙚𝙨.
𝙈𝙚 𝙙𝙞𝙨𝙘𝙪𝙡𝙥𝙤 𝙥𝙤𝙧 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙗𝙡𝙞𝙘𝙖𝙧 𝙚𝙡 𝙘𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙖𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙗𝙖 𝙢𝙪𝙮 𝙤𝙘𝙪𝙥𝙖𝙙𝙖 𝙘𝙤𝙣 𝙪𝙣𝙖𝙨 𝙘𝙤𝙨𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙪𝙚𝙡𝙖 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙮𝙖 𝙥𝙪𝙙𝙚 𝙨𝙖𝙘𝙖𝙧 𝙪𝙣 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙖𝙘𝙩𝙪𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙧.
¿𝙌𝙪𝙚 𝙡𝙚𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙚𝙘𝙞ó 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤? 𝘼 𝙢𝙞 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙢𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩ó 𝙢𝙪𝙘𝙝𝙤 𝙮𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧 𝙪𝙣 𝙥𝙤𝙘𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖 𝙥𝙧𝙤𝙩𝙖𝙜𝙤𝙣𝙞𝙨𝙩𝙖. 𝙀𝙨𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙢𝙚 𝙧𝙚𝙨𝙥𝙤𝙣𝙙𝙖𝙣 𝙡𝙖 𝙥𝙧𝙚𝙜𝙪𝙣𝙩𝙖 𝙚𝙣 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩𝙖𝙧𝙞𝙤𝙨, 𝙚𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙢𝙪𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤 𝙥𝙤𝙧 𝙨𝙖𝙗𝙚𝙧 𝙨𝙪𝙨 𝙤𝙥𝙞𝙣𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨.
𝘼 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙞𝙧 𝙙𝙚 𝙝𝙤𝙮 𝙫𝙤𝙮 𝙖 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙧 𝙖𝙘𝙩𝙪𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙩𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙡𝙤𝙨 𝙨á𝙗𝙖𝙙𝙤.
𝘽𝙪𝙚𝙣𝙤, 𝙨𝙞𝙣 𝙢á𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙘𝙞𝙧 𝙢𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙞𝙙𝙤.
𝘽𝙚𝙨𝙤𝙨 𝙮 𝙘𝙪í𝙙𝙚𝙣𝙨𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙊𝙡𝙞𝙢𝙥𝙤.
𝘼𝙦𝙪í 𝙡𝙚𝙨 𝙫𝙤𝙮 𝙖 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙧 𝙪𝙣𝙖 𝙛𝙤𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙤𝙟𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙤 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙤𝙧 𝙛𝙖𝙫𝙤𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙃𝙞𝙠𝙖𝙧𝙪:
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Quinta Generación [El Relicario De Los Dioses I] por Isabella González
FantasíaHe vivido toda mi vida engañada por la persona que más amo y no es hasta la llegada de Hikaru un día antes de mi cumpleaños que descubrí toda la verdad. Desde ese momento todo cambió o tal vez desde mucho antes ya había cambiado