III- Quebrada

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Nada... Eso sentí después de esas palabras, fuí incapaz de sentir cualquier emoción, quería llorar, enojarme y desplomarme pero simplemente no pude. Mi cuerpo dejó de obedecerme, con la mirada vacía le pedí a mi madre que saliera del cuarto y me dispuse a colocarme el vestido blanco con escote corazón que me había regalado mi mamá para la ocasión, este llegaba unos centímetros más arriba de mi rodilla y hacía un lindo contraste con mi cabello.

[...]

–Nyoko, deberías bailar un poco, no es justo que todos se estén divirtiendo mientras la cumpleañera no, vamos hazlo por mí.

–Yoshi, ya te dije que no me siento bien, no te preocupes y ve a divertirte.

–Por favor... –dijo el chico arrastrando la última sílaba y poniendo ojos de perrito mojado.

–Está bien, pero deja de poner esa cara, tal vez funcionó hoy pero no funcionará siempre.

–Si, como digas –respondió dando un leve brinco y sacándome a bailar.

En uno de los giros mis ojos se dirigieron al reloj que colgaba en la pared de mi sala.

–Eh... Me tengo que ir, no me siento muy bien, adiós –mencioné antes de apartarme del chico para correr escaleras arriba.

Debido a lo distraída que estaba no me había dado cuenta de la hora y lo que menos necesitaba es verme como una impuntual, además necesitaba saber cuánto antes quien era mi verdadera madre, aunque no era que me importara mucho ya que ella fue la mujer que me abandonó siempre me gustó saber el porqué de la cosas.

Tardé unos minutos intentando abrir la puerta de mi habitación debido a que la había cerrado con llave y no la encontraba. Cuando por fin pude entrar comencé a abrir la ventana y una diminuta piedra golpeó mi labio inferior.

–Gracias, encima de que debería haber dejado que durmieras en mi jardín por lo que dijiste antes de irte, me golpeas con una piedra el labio, que caballeroso -mencioné irritada por el leve corte en mi labio.

–Pido perdón por lo de la piedra pero no fui yo el que se retrasó veinte minutos, se supone que el indignado debería ser yo.

–Deja de quejarte y comienza a explicar que es eso de que mi apellido es Tatsuya –dije intentando que mi voz sonara lo más firme posible, cosa que solo logré en las primeras palabras.

–Para empezar tus madre no te dejó en manos de Sakura por decisión propia, lo hizo para salvarte a ti y a los otros portadores y estoy seguro que no hubo un día que no pensara en ti –respondió el con un tono de voz suave y tal vez con un poco de culpa -. Ella se llamaba Yukio Tatsuya y fue una de las portadoras más valientes que existió.

–No entiendo por qué hablas en pasa, ella... –fui incapaz de pronunciar esa palabra, la cual parecía que me acompañaría toda mi vida, que no me dejaría disfrutar de su contraria, la vida.

-No puedo asegurarlo pero es lo más seguro, hace quince años no se sabe de su paradero y no me gustaría darte ilusiones que posiblemente no sean verdaderas. Solo debes saber que siempre te amó y estaría orgullosa de la hermosa y correcta chica en la que te convertiste -dijo él tras un intento fallido de abrazarme ya que me alejé y comencé a llorar en el rincón favorito de mi cuarto, uno donde tenía un pequeño espejo y varias fotos de aquella chica y yo -. Tranquila, no te presiones, solo déjalo salir, deja que duela y en algún momento lo dejarás de sentir. Para llenarse de felicidad primero hay que dejar salir la tristeza.

Quebrada... Así estaba en aquellos momentos, todo lo que había estado reprimiendo salió y ya no lo podía aprisionar en lo más oscuro de mi corazón, su presencia no me lo permitía, cerca de él siempre sentía que debía expulsarlo todo, soltarlo y no reprimir mis sentimientos, él era todo lo que había deseado después de aquel accidente y lo que necesité todo este tiempo, pero cuando por fin había llegado tenía miedo, me aterraba quebrarme como ahora y que el luego se fuera llevándose pedazos de mi ser.

–Tengo miedo –dije entre lágrimas –. Siempre mienten y terminan dejándome sola, primero ella y ahora mi madre Sakura que nunca me dijo quien era en verdad. No quiero que me mientan más, quiero que me digan la verdad, no tenerla que descubrir viendo sus pensamientos o que me la tengan que decir otros. Quiero sentirme segura cerca de alguien sincero que no me oculte lo que pasa, alguien que no se aleje y se quede incluso cuando esté más vulnerable.

–No te preocupes, estoy aquí para ti y prometo nunca mentirte pero debes dejarlo salir todo, decir lo que sientes y quitarte esa máscara que tanto daño te hace –dijo él serenamente y acercándome a su pecho–. Solo llora hasta que sientas que ya todo ha terminado, cae que yo estaré ahí para levantarte.

–Me siento sola, desde que Yua se fue no he podido sentirme de otra manera y no quiero sentir esto y que me miren como alguien que solo busca atención, solo necesito estar en paz conmigo misma y perdonarme por su muerte. Necesito ser yo y no esa persona que todo el mundo quiere ver, pero temo a que no les guste lo que observan y se alejen haciendo que vuelva a quedarme sola en un huracán que solo intenta llevarme a su centro y engañarme con su falsa tranquilidad.

El me acercó más a él y yo al estar en un estado tan frágil junté sus labios con los míos en un intento de sentir paz por primera vez en mucho tiempo.

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Hola queridas/os lectores.

Este capítulo a mi en lo personal me llegó mucho ya que se puede ver un poco como se siente Nyoko respecto a el descubrimiento de quien es su verdadera madre y otros aspectos de su vida.

A decir verdad también me gustó mucho que en este capítulo no participó la conciencia de Nyoko ya que no estoy de acuerdo con lo que se la pasa diciendo.

Pido perdón por no haber actualizado antes y me siento súper mal porque les dije que lo haría todos los sábados y enserio estoy súper apenada pero es que hubo algunos problemas con el Internet y no pude hacerlo. Por favor perdónenme.

Si te gustó el capítulo dale a la estrellita y comenten que les pareció y que le dirían a Nyoko ante esta situación y si también estás feliz de que la conciencia de esta no halla interferido a la hora de ella decir lo que siente. Estoy muy emocionada de leer sus comentarios.

Sin más que decir me despido y les mando muchos besos desde el Olimpo.

Los quiere mucho,


Isabella G2

Quinta Generación [El Relicario De Los Dioses I] por Isabella González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora