-Hola- La respondo distraída.
-Tomate esta pastilla- Me dice dandome una cápsula que la mitad es amarilla, y la otra mitad roja.
-Vale...- Después de responder, me da un vaso de agua, medio lleno, y me meto la pastilla en la boca, después bebo un poco de agua, y me trago la pastilla, que está malísima.
Después de ver que me la he tomado, me dice:
-Pues, ya me voy.- Me regala una sonrisa, y se va.
-¡¡Espera!!- La grito, justo antes de que salga.
-¿Qué pasa?- Me pregunta volviendo a entrar en la habitación.
-¿Cuándo me iré de aquí?
-Pasado, con suerte.-Después de responder, se va de la habitación, dejándome sola con mis pensamientos, al cabo de un rato, sin darme cuenta me duermo.
-¡¡Elisabeth!! ¡¡Corre, corre!!- Me grita una voz que me suena de algo, pero no reconozco, poco después veo al chico que estuvo hace solo unas horas en mi habitación del hospital. Miro al frente, y veo que estoy en un sofa, en el sofá de mi casa, con una manta encima. Todo está muy oscuro, excepto por una luz, una luz roja, amarilla y naranja. La casa está ardiendo. Y yo estaba dormida, cuando me intento levantar, me caigo, llevo una venda en el tobillo.
-Mierda- Musito. Después, el chico, me coge de las caderas, me eleva en el aire y me coge en brazos, le rodeo con mis brazos el cuello, para no caerme. Entonces, él empieza a correr hacía la entrada.
-¡No, no, no y no!, No puede ser.- Dice enfadado. Me doy cuenta, de que la puerta de entrada está atrancada, pero, parece que lo ha hecho alguien, como si quisiera matarnos.- Si muriesemos hoy...- Empieza a decir, cada letra que pronuncia se oye menos que la anterior.- Solo quiero que sepas que...- En ese momento, se cae una lámpara del salón, a causa de que el incendio está empezando a esparcirse por todos lados, y ha quemado los cables de los que tiende la lámpara.
Doy un grito altísimo, acausa de la caída de esta.
-Elisabeth, decía que si morimos hoy- Dice algo sofocado.- quiero que sepas que...