CAPITULO 8

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⚠ADVERTENCIA⚠ Este capítulo trata temas y situaciones delicadas. 

Juego Sucio

Ignazio

¿En qué momento creí que era buena idea aceptar esa maldita invitación a ese estúpido club? Ni conozco como tal al dueño, fui porque invitó a la mayoría de empresarios, políticos, celebridades, etcétera y dentro de todo ese grupo yo era uno más de los tantos empresarios. Agobiado, irritado, encolerizado como la mierda, con un dolor que no se ha querido ir desde ayer en la noche a pesar que hice de todo para bajar la maldita erección que provocó esa descarada.

Si no fuera porque Matthew arruinó uno de mis mejores casos no estaría aquí tratando de solucionar su desastre. ¿Cómo se me ocurrió dejar a Matthew encargado del bufete? imbécil creyendo que podría sabotearme a mi trabajando a mis espaldas y no me daría cuenta. El haber hecho lo que hizo solo logró que viniera a Estados Unidos a cumplir con las advertencias que doy, cuando trabajan para mi.

Mierda.

Maldito dolor de cabeza el que tengo, necesito regresar a Alemania lo más pronto, el estar moviéndome del bufete a la Corte me tiene mal, no creí que volver seria tan agobiante. No soy de los que se establece en un solo lugar, tengo distintos bufetes en los países más importantes del mundo pero el de Estados Unidos y el de Alemania exigen más atención que los otros.

Analizándolo bien debí de dejar que Matthew se arruinara solo, total yo podía excusarme perfectamente de la estupidez que había hecho, pero no, decidí venir arreglar su desastre topándome con muchas cosas y personas nuevas, una de ellas y mi dolor de cabeza las últimas horas Alda Montenegro, no tenía ni la mas mínima idea de quién era y el porque todos hablaban de ella con admiración y temor, bueno específicamente una persona hablaba de ella como un maldito obseso.

Admito que la curiosidad en esto me hizo imposible no querer saber quien era, maldita curiosidad que me llevó a conocerla volviendo mis ganas de conocerla más intensas. Mis expectativas de ella eran muy nulas creí que se trataba de una mujer de una edad más avanzada pero me vine a topar con una mujer de casi mi misma edad, seria, altiva, fría porque eso transmite, un aura que ponía a temer a muchos pero no a mi, su carácter y el que me cuestionara el día de la cena también aportaron a mi curiosidad.

Por ello me permití acercarme mas a ella pero jodido idiota creyendo que seria buena idea, esa mujer era una piedra, discreta, seria, fría, altiva, desafiante, orgullosa y mucho más, tanto así que la muy insolente tuvo el descaro de darme un cachetada, no se si eso era lo que me molesto o el ver como me restregaba en la cara como disfrutaba bailando con alguien mas, que sin pudor alguno la tocaba por todos lados maldita eso fue lo que provoco mi enojo y que mi humor se jodiera, sigo molesto y no solo por todo eso, sino por la reacción que mi cuerpo tuvo al verla y tenerla unos segundos en mis manos.

—Señor Meglí —Perla entra a la oficina empeorando todo.

Perla es mi secretaria o más bien mi asistente personal a cualquier lugar que fuera y que tratará de trabajo ella siempre iba, la contrate porque cuando comencé a expandir mis bufetes necesitaba a alguien que se moviera a mi ritmo Perla era la indicada para ello apenas estaba saliendo de estudiar por lo que me pareció perfecta para el puesto, sabía trabajar bajo presión pero actualmente me planteaba si debía seguir teniéndola de asistente; había cambiado desde que se convirtió en mi asistente eso significaba viajar conmigo a cualquier parte del país, le asegure que su paga sería buena con todas las prestaciones y beneficios que tenía el trabajar para mi, por lo que le pagaba una buena cantidad pero eso al parecer la jodio un poco. Se había operado y aun seguía sin comprender el porqué lo hice, no niego que Perla era bonita tal y como la conocí pero tampoco niego que a pesar que se había operado los senos, se había reducido la cadera y también el trasero se miraba bien, pero me resulta incómodo.

Iustitia [COMPLETA +21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora