Mentiroso

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Artur

Siento un pinchazo en la pierna izquierda, como si algo cortará mi piel. Me arden los pulmones aunque no me mueva y mis brazos me duelen como si me hubieran molido a golpes. Estoy agotado, pero contradictoriamente no lo estoy en realidad. Este cansancio y dolor no me pertenecen, he estado de pie tranquilo y seguro en lo alto de esta tribuna por demasiado tiempo. Todos aquellos tropiezos pertenecen a Zane, quien ahora corre desesperado por el laberinto mientras dos sabuesos le rasguñan la piel, intentando deliberadamente llegar a sus entrañas como las máquinas asesinas que son. Agudizó aún más nuestra conexión y puedo sentir cada una de sus pisadas en el lodo, oigo los ladridos de las bestias a su espalda y su respiración en mi nuca. Es una sensación irreal y embriagante al mismo tiempo, como si fueramos dos personas en un solo cuerpo.

<<A la derecha, en la siguiente entrada dibra a la izquierda. No pares, da un giro de 45 grados sobre aquel árbol. >>

Disparo comandos en mi mente como si fuera yo quien corriera por el campo, son tan rápidos que no puedo seguirlos. pero Por suerte para nosotros, Zane si. Capta cada una de mis vagas instrucciones cual pintor en un lienzo blanco. No falla ni desperdicia un solo movimiento, acierta cada orden con rapidez, estamos comprenetrados. Sonrió y puedo sentir que el también lo hace, estamos sudando, nuestros cuerpos arden en adrenalina. Un sabueso se lanza sobre nosotros y lo esquivo, muevo el cuerpo de Zane sin sacudir un dedo fuera de la tribuna. Lo cual nos sorprende a ambos, A pesar del movimiento involuntario de su cuerpo Zane no se detiene. Continua corriendo sabiendo que lo respaldo desde la distancia, dos sabuesos mas se acercan con premura, lucen molestos, sus colmillos brillan bajo la sombra de su miraba homicida, y obligan a Zane a usar su herencia.

La he visto incontables veces en acción, pero por primera vez la siento a flor de piel. La dureza que se extiende sobre sus brazos y las pequeñas marcas de fuerza que crecen sobre su pecho. Me siento indómito, imparable. Mis sentidos enloquecen al punto que tengo que recordarme que lo que lo siento, no está pasando realmente por mi cuerpo. Es solo una extensión más de nuestra conexión. Respiró lentamente para recobrar mis cavales, uno de los sabuesos se lanza y encara su mandíbula contra el antebrazo de Zane, se siente como un ligero pellizco gracias a la dureza de su herencia. Zane sacude su brazo y empuja lejos a la bestia quien se estrella contra un árbol cercano. Las otras dos se acercan rápido y puedo ver a cuatro más corriendo en su dirección. Esto es malo.

Escucho una corneta en lo alto de la tribuna que me distrae y corta abruptamente nuestra conexión, levantó la mirada por un segundo y veo a la señora bodeler sonriendo satisfecha. Frente a ella, aparece una pantalla de cristal que refleja la imagen de Ilumia corriendo fuera del laberinto, está intacta y carga sobre su espalda dos sabuesos recubiertos de cortes. Son diminutos y muy precisos, casi quirúrgicos. Trago un poco de saliva al verla encarar a la audiencia, se ve hermosa y decidida, Me concentro tanto en su belleza que aveces olvidó lo hábil, fuerte y brutal que puede llegar a ser. La chica sale victoriosa sacudiendo su coleta plateada como librándose de el polvo en una pequeña brisa. Los aplausos no se hacen esperar, algunos de los estudiantes chiflan, otros gritan su nombre entusiasmados. Yo Tengo una ligera jaqueca de conmoción, por un lado estoy feliz por ella, por otro siento un poco de envidia por su velocidad y su actitud. Aún así sonrió y subo un poco por la plataforma aferrandome de las barras para poder verla mejor. En un segundo, Mi mirada se torna borrosa y temo que caeré sobre el laberinto.

<<Todo aquel que va después del primero es la basura que quedó. >>

Las palabras de mi padre revuelan en
Mi mente, y me atornillan con dolor, cierro los ojos e intento no desmayarme. Se siente muy real, como si lo tuviera frente a mí.

Dorado Ardulian: La Guerra Dorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora