Mata insectos

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Erik

Las puertas se abren de golpe y la luz del coliseo nos distrae, se escuchan los gritos de nuestros compañeros desde las tribunas secundados de chiflidos y aplausos. La luz que nos golpea es extrañamente consiliadora. Tras nosotros nuestros compañeros nos invitan a salir por las puertas.

Alan baja la guardia cuando Gina le pone una mano en el hombro, este suelta su espada, respira y sus ojos pierden esa sensación asesina. Es increíble cómo sus compañeros pueden calmarlo con tanta facilidad.

- Dejaremos esto para otro momento, hereje. - respondé con una voz pausada y fría, que me recuerda que sus amenazas jamás serán vacias. Ahora más Tranquilo, se voltea y cruza junto a sus compañeros.

- Vamos. - Dice Max a mí espalda.

Suspiró por lo bajo y me permito relajar el agarre de mi espada, espero no tengamos "otro momento" o podría ser el último para alguno de los dos.

Sigo a Max por el pasillo y cruzamos el pequeño portico, las puertas conducen a una plataforma suspendida en el lago. Es asombró, para llegar a ella, caminamos sobre un puente de madera solida, no tiene barandas así que siento la salpicadura del agua en mis botas. Está fría, será mejor no caer allí. Me apresuro un poco, al pensar demasiado y llego a mi plataforma, es un círculo de madera de 10x10. Es ligeramente ancho, lo suficiente para que pueda correr y moverme con facilidad.

<<Es hora>>Pienso emocionado, extrañaba el campo de batalla. Me sorprende lo mucho que añoraba el peligro.

Para empezar, Estudio el terreno tal como Eloise me enseñó. <<Punto por punto, piensa como si estuvieras al borde de la muerte y quisieras sobrevivir.>>; Levantó la mirada y lo rodeo todo con mis ojos; haciendo una lista de factores.

No hay posibles salidas, la puerta se cerró a mí espalda. No hay caminos que unan las demás plataformas y a nuestro alrededor no hay más que gigantescos árboles que nos aprisionan, además, están muy alto como para usarlos de soporte. No hay puntos de apoyo, ni terreno elevado.

Piso fuerte y El agua se sacude con violencia, por suerte esto no mueve la plataforma, está fija. Eso es bueno, no me quedare sin suelo que pisar si algo sucede. En la parte superior están las tribunas y ningún enemigo a la vista.

Termino mi escaneo y me permito relajarme, Tal vez no sea bueno con la magia o con el trabajo en equipo, pero si es un combate, si es algo que dependa meramente del filo de mi espada, entonces no hay nada a lo que deba temer. No con todo lo que Eloise y el maestro Lovely me han enseñado.

Una corneta que suena desde lo alto me distrae, busco con la mirada alguna pista del inquietante sonido y una luz dorada me ciega. Al parpadear y recobrarme de la ceguera. veo a la señora bodeler y la maestra Astrid Trazando círculos mágicos que se deforman a nuestro alrededor, las plataformas se sacuden y los árboles crecen con violencia. Las paredes que nos rodean se llenan de agujeros que asemejan los túneles de una colmena. Es un excepcional trabajo de magia y artes, digno de dos maestras Ardulianas.

Asombrado no puedo hacer algo más que sujetarme fuertemente del suelo mientras todo se deforma, la magia es palpable al tacto e incluso para alguien como yo, que es odiado por los dioses el presenciar su obra es todo un milagro. El cemento se abre y cientos de túneles se hacen visibles. Aunque es un espectáculo glorioso no se siente del todo bien, la magia es tan pura pero al mismo tiempo siento que algo la corrompe. Es una horrible sensación, como si algo me atrajera hacia esa oscuridad.
En lugar de correr de ese sentimiento lo persigo. Dejo que la oscuridad me guíe, encuentrando su origen.

Desde uno de los nuevos túneles de colmena alcanzo a divisar a la paladín Mercedes, está agachada con una especie de larva en su hombro derecho. La cosa es enorme y secreta baba de color verde, <<Nadie que se oculte en las sombras trae algo bueno.>> Diría Eloise.

Dorado Ardulian: La Guerra Dorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora