SUNSET AFTER SUNSET

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— ¡Extrañaba tanto este lugar! — Kara exclamó al aire en medio de su departamento.

Vestía un chándal gris y una gran camiseta vieja con el símbolo de la universidad de National City en ella. Hace tal vez una hora atrás que habían llegado, después de rápidos exámenes Kara insistió en ir a su departamento, para estar más cómoda y para mostrárselo a su padre, que se acomodaba con algo de dificultad. Los años pasados en la Zona Fantasma le hicieron olvidar la falta de preocupaciones. Todos la estaban acompañando e hicieron una repentina fiesta de bienvenida. Había comida, lo que más amaba después de Alex y Lena, habían cervezas y muchos juegos de mesa para divertirse.

Kara estaba sentada en el sofá con Lena a su lado derecho, a su lado izquierdo estaba su padre, quien observaba un pedazo de pizza con extrañeza.

— Pruébala, una vez que lo hagas no podrás parar de hacerlo — alentó Kara.

Zor-El miró brevemente a su hija y le dio una mordida al trozo de pizza, la rubia sonrió con gracia al ver el rostro sorprendido de su padre.

— Y no creas que me he olvidado de ti, Lena. No has probado nada — Kara se dirigió a la morena que estaba callada, simplemente observándola con tranquilidad.

— No tengo hambre, no te preocupes — respondió evadiendo la mirada de Kara. No mentía, tenía un nudo en el estómago que empezaba a doler cuando pensaba en comida.

— ¿Me harás ir hasta Irlanda por tus bocadillos favoritos?

— ¡No! No-no miento, Kara. Aunque quisiera no podría — dijo Lena mirando a la superheroína.

Kara la miró fijamente y Lena trató fuertemente no sentirse intimidada. Cuando Kara no separó la mirada, la ojiverde hizo una mueca de rendición. Sus ojos recorrieron la pequeña mesa de enfrente y se encontró con una caja de donas, la tomó y la puso sobre sus piernas. Observó nuevamente a Kara que la miraba con expectativa.

— Mandona — susurró Lena para si misma.

— Créeme que te escuché fuerte y claro — comentó la rubia. Lena cerró sus ojos por un momento.

— Se me olvida lo de los poderes — le dijo a Kara que asintió sin querer tocar el tema. Todavía era bastante sensible para las dos.

Lena sacó una dona de chocolate y su estómago se retorció, no sabía si era porque le provocaba o porque estaba intentando evadirla lo más que podía. Le dio una pequeña mordida y volvió a ver a Kara, quien ahora sonreía complacida.

— Kara, jugaremos UNO, ¿te unes? — preguntó Brainy que estaba sentado en el suelo, a unos metros del sofá.

— Jueguen ustedes, me quedaré aquí descansando — respondió cortésmente Kara.

— Sí... — susurró Alex, dándole una mirada burlona a su hermana.

— ¿Kara? — la nombrada se dio media vuelta para ver a su padre, que tenía una que otra mancha de comida en la cara — ¿Dónde puedo conseguir más de esta pi... zza?

— En la cocina, señor Zor-El — contestó Nia por ella.

El hombre se levantó con entusiasmo en busca de más comida.

— ¿Me das una? — preguntó Kara a Lena mientras veía con ilusión a una dona de caramelo.

— Date el gusto de comer toda la caja, cariño — ofreció contenta la ojiverde.

— Ni lo pienses, Lena, la mitad son tuyas — a la pelinegra se le cayó el alma al suelo, apenas y llevaba dos bocados de la que tenía en la mano. Kara tomó dos donas, acabando con la primera a una velocidad impresionante — Alex hizo un comentario extraño.

YOU IN MY PHANTOM ZONE [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora