MY HEART WITH YOU

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Sus puños estaban cerrados, listos para la lucha. Sí, su cuerpo temblaba débil y puede que tuviera una que otra jaqueca, pero estaba lista para pelear por su vida. Sentía una vibración en su cuerpo, algo que muy pocas veces había sentido, pero al parecer, bajo el brillo inquietante del mundo que la rodeaba, se dio cuenta de lo constante y familiar que empezaba a ser esa sensación después de lo sucedido con Lena. Miedo. Tan desconocido y absorbente que le parecía.

— ¿Tienes algún plan? — preguntó su padre al ver que los fantasmas se acercaban cada vez más. Incluso de más rápido.

— Bueno, los puños y patadas parecen ser bastante factibles, si tienes alguna otra idea ¡bienvenida sea!

Se puso en posición, dispuesta atacar a un fantasma que se acercaba furiosamente a ella. Oh, aquel bicho sí que no la iba a tener fácil, eso podía jurarlo por la vida de Lex. Dio un paso con seguridad cuando un estruendo resonó por el cielo. Con irritación, por la interrupción de su momento de agallas heroicas, miró al cielo y observó una rara mancha moviéndose. De repente, una luz amarilla y casi cegadora alumbró su rostro. Se echó a reír al sentir sus dedos hormiguear, su corazón latir con más velocidad. Incluso sintió a su cabello con más vida.

— Ka-Kara, ¿qué...? — su padre miraba con sorpresa a sus manos — me siento... me siento vivo — su voz se cortó.

— Es mi familia — sus ojos se llenaron de lágrimas al decir aquello — Debemos irnos.

Tomó a su padre del brazo y emprendió un rápido vuelo. Esquivó a uno que otro fantasma que deseaban unirse a su fiesta. Vio una pequeña compuerta, llegó hasta ella y de inmediato sintió un entumecimiento en sus extremidades. En un parpadeo se encontraba en el comando principal que con tanta nostalgia había estado recordando. Sus ojos inmediatamente se acomodaron a la luz y reparó en la figura de su hermana, la pelirroja corrió y se fundió en un anhelado abrazo con su hermana. Sin quererlo, Kara empezó a llorar con fuerza, pues estaba cansada y el temor que había cargado todo ese tiempo se negaba a desaparecer.

— ¡Kara! — exclamó Alex con júbilo — ¡Te he extrañado tanto! Dios, lamento tanto la demora, debes estar enojadísima, debes odiarme, lo siento, juro que... —

— ¡Alex! ¿Bromeas? No sabes lo mucho que te he extrañado también, Rao, gracias Alex — habló con sinceridad mientras volvía a abrazar a la pelirroja. La apretó con gusto ya que su poderes se habían ido.

Cuando se separaron, observó el panorama y al percatarse de aquellos ojos que la veían con curiosidad y alegría, corrió a sus amigos.

— ¡Chicos! ¡Gracias, gracias! ¡Los quiero tanto! 

Hubo un pequeño conflicto ya que todos querían ser el primero en abrazarla. Creyó escuchar que Nia le enviaba una maldición a Brainy para que se alejara. Cuando todos la hubieron saludado a gusto, como en sincronía, se separaron e hicieron un espacio mostrando a una ojiverde inundada en lágrimas. Entonces ahora sí podía respirar con tranquilidad, aquel peso que llevaba en su hombros se iba descargando poco a poco. No corrió hasta ella, más bien caminó con lentitud, asegurándose de que realmente estuviera allí. Estaba más pálida, incluso más delgada. Era bastante obvio que sus ya pésimos hábitos de vida habían empeorado. Compraría todas las hamburguesas de la ciudad si era necesario para enseñarle a la morena cómo comer de verdad.

Cuando estuvo a menos de un metro de ella dejó salir un leve sollozo. Tomó con suavidad a la ojiverde que al sentir su tacto se derrumbó. Se abrazaron con suavidad, con miedo a que la otra desapareciera de repente. Lena descansó su cabeza en su pecho e inhaló su olor, olía a tierra y algo más, pero su esencia seguía inyectada en ella. La rubia acarició con amor la espalda de la menor, que se estremeció brevemente. Acercó su boca al oído de la pelinegra, sonriente.

YOU IN MY PHANTOM ZONE [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora