CAPITULO 1.

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-Venga mujer, vos podes. Que tan difícil puede ser recrearlo- digo dirigiendo mi mirada al computador, mientras trato de descifrar como esa mujer del tutorial hace que el proceso sea vea  tan fácil cuando en realidad no lo es. Y  cómo  si mi encantador entusiasmo no fuese suficiente Aitiana tiene que decir:

- ¡¿Estas jodiendome?!.. Es imposible que yo recree eso.

La verdad es que lo único imposible en ese momento  era tratar de entender como yo aguantaba  sus quejas  solo porque insiste en que no lo lograremos.

De acuerdo, tal vez es un poco más difícil que las otras piezas que ha hecho, pero es Aitiana, no hay algo que no haga bien. Solo debe relajarse o si no la vena de su frente va a explotar

-A ver mujer, primero que todo relájate ¿sí?, prestemos atención a cada paso y lo lograremos, además faltan un par de meses de aquí allá estará más que perfecto- digo optimista, mostrándole mis dos pulgares arriba.

-Te detesto, no se como me deje convencer de ti y mucho menos se como me fue a gustar ese vestido para recrearlo y precisamente ¡para mi cumpleaños ¡- dice al restregar las palmas en su rostro.

- ¡A mí no me hables así cara de nalga¡-

- ¡Te hablo como quiera¡-

- ¡Chúpamela!-

Por un momento nos quedamos viendo a través del computador sosteniéndonos la mirada, retándonos. Ninguna va a ceder, ya lo sabemos, siempre hacemos lo mismo cada que discutimos por estupideces. No se confundan, nunca peleamos por otra cosa que no sea estúpida. Al cabo de unos segundos mas explotamos en carcajadas.

-Ole, sabes que lo he hecho porque será tu cumpleaños numero dieciocho. Cosa que no pasa todos los días.- digo haciendo un puchero.

-Lo sé, pero el hecho de que me toca hacerlo sola, ya que tu estas en un estado y yo en otro, me frustra. Sabes que soy de poca paciencia y esto va a quitármela muy rápido. - dice con un tono bastante frustrado y la entiendo, solíamos hacer todo juntas antes de que se fuera.

A pesar de que lleváramos tres años conociéndonos, ambas sentimos esa conexión cósmica, espiritual, sentimental, cerebral y no se cual otra más podría haber.

Guiño, guiño.

Es que simplemente lo sabes cuando lo sabes. Aitiana y yo nos conocemos desde hace tres años, ambas éramos nuevas tanto en la ciudad como en la preparatoria obviamente. Ninguna de las dos era muy sociable así que se nos hizo difícil hacer amigos al principio.

Nuestra cercanía se dio a la hora de hacer un trabajo en parejas en la clase de física, éramos las nuevas, las calladas, las que ni se sentían. Así que la mire, ella me miro y ¡Clic!, sabia desde ese instante había encontrado a mi otra mitad. Mi mejor mitad.

Aitiana tiene un modo muy raro de ver la vida y no duda en expresarlo pero si hay algo que nos caracteriza a ambas es que no solemos abrirnos tan fácilmente por lo que hacer amistades no es nuestro fuerte y por lo que nos unimos más. Sus ojos azules como el cielo, grandes y llenos de sarcasmo, su piel es blanca y admito que debes en cuando el sol no la perdona. Su forma de vestir no le hace justicia a su delgada y moldeada figura y por eso estamos aquí discutiendo sobre el vestido que elije para que diseñase, alguien debe guiarla por el camino de la moda, ya no tiene catorce por Dios, no tolero que no le haga justicia a su belleza.

-¿Vendrás, cierto?- pregunta antes de volver su atención a la chica del tutorial.

-Desde que nos graduamos, he trabajado en el restaurante sin descansar para poder ahorrar tanto para ir a visitarte como para el viaje de este fin de año. Y hablando sobre eso, ¿Ya hablaste con tus padres? - estoy a la expectativa de la respuesta. No puedo creer que quiera dejar de lado uno de sus más grandes sueños por miedo.

-Recuerda pedir permiso para una semana completa en tu trabajo y anticipadamente- dice ignorando por completo mi pregunta anterior.

-Ignorarlo no va a hacer que se desaparezca-

-Es que sabes que no es fácil, nada es fácil en estos momentos. Sabes muy bien que si padre no me apoya mi madre mucho menos.

-¿Acaso no estas cansada? ¿Acaso no es esto algo que has querido siempre? ¿Acaso crees que será fácil para mí, para mis padres?- digo un poco molesta por la situación.

-Rowan, esto es un tema muy, muy serio. Una decisión así no se toma a la ligera. Mudarse a un estado diferente es una cosa, pero mudarse de país es otra. Se que piensas que no me importa mucho, que desperdicio una gran oportunidad, pero sabes cómo son mis padres después de lo de mi hermana y la verdad no quiero decepcionarlos. - sé que puede ser comprensible su escusa y si la comprendo...pero no toleraría ver que en unos años no se sienta a gusto con ella misma, que se decepcione o que odie su vida.

-No a todos les va a gustar, pero lo que tú quieras es más importante que los deseos y actitudes de tu familia o de cualquier persona en general y si querer eso para ti misma significa decepcionar a alguien, entonces hazlo. -

-Detesto cuando tienes razón- dice con una pequeña sonrisa de lado.

-Bueno, siempre queremos lo mejor la una para la otra-

-Te propongo algo-

-Umm, propuestas. Me gustan.- digo seductoramente mientras levando mis cejas coquetamente.

-Cando vengas tratare de convencer a mis padres y si no lo logro entonces lo haremos a tu modo. ¿Qué dices?- dice atrapando su labio inferior en una leve mordida.

-Venga que si es pa' eso- digo bastante entusiasmada porque a final de cuentas siempre terminamos haciendo las cosas a mi modo.

A las malas.

El resto de la llamada nos la pasamos peleando de como si y de como no iban los pasos a seguir para hacer el vestido. Decidimos mejor dejarlo para mañana, ella debe trabajar con su padre en el estudio de herrería y carpintería y yo en el restaurante.

ENTRELAZADAS  [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora