CAPITULO 3.

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-No veo que esa ida al gimnasio este funcionando mucho- me recalca mi madre por mas de cuarta vez en la mañana- De seguro en la calle comes de mas o quien sabe que estarás haciendo, pero te veo más gorda de hecho.

-Chiquita- la reprende mi padre.

No puedo seguir escuchándola, en verdad que no puedo. Me levando, dejando el desayuno intacto, hasta las ganas de comer se me han quitado y decido irme mas temprano de lo normal a la parada del autobús.

Duele, en verdad duele. Digo se supones que es tu madre, que debes confiar en ella, que ella siempre va a apoyarte, pero creo que la mía es todo lo contario a eso.

-Disculpa si no cumplo con tus expectativas, mi prioridad ahora es cumplir las mías- dirijo mi mirada al cielo tratando de no llorar, mientras acomodo mis auriculares antes de subir al bus.

¿Nunca han sentido que algo los impulsa hacer cosas que no planeaban hacer, como si alguna fuerza desconocida te contralara en algún momento determinado de tu vida?

Mi mirada se alza como si buscara algo o a alguien y es ahí cuando veo unos ojos grises a través del cristal del autobús.

Unos ojos que a pesar de la distancia pueden llegar a expresar muchas cosas, unos ojos capaces de traspasar hasta lo mas profundo de tu corazón, unos ojos que te hacen pensar que los has visto en otra vida, una buena vida.

Aparto la mira un poco avergonzada, no soy buena con el contacto visual, ya saben lo que dicen, los ojos son la ventana del alma y este caso realmente llego a pensar que es cierto. Trato de disimular mi curiosidad o mas bien necesidad de volverle a mirar, pero cuando estoy a punto de hacerlo las llantas en el pavimento rechinan haciendo saber que se ido y sin poder verle de nuevo.

Expulso el aire acumulado en mis pulmones todo este tiempo, realmente me he puesto nerviosa con unos simples ojos, unos jodidamente lindos.

Todo el camino hacia el trabajo fue pensando y deseando volverme topar a ese chico de mirada inquietante. Y lo mas probable que haga es que le diga como le dice Elvis a Aitiana, ''déjame chuparte un ojo'' nada sexy, por cierto.

-Pero si ahí esta mi empleada favorita- canturrea Elvis detrás de mi mientras entro mis cosas en el cubículo.

-Y la más sexy- volteo hacia el alzando un poco mi perna derecha y palmeando mi nalga con una sonrisa pícara.

-No se cómo puedes verte taannn bien mientras trabajas de lunes a jueves, vas al GYM de lunes a sábado y los viernes estudias tu técnico de enfermería.

Al llegar al mostrador volteo en su dirección, tiene su labio inferior atrapado por una leve mordida, al ver su acción no puedo evitar sonreírle mientras niego con mi cabeza y es que, si observamos bien, Elvis en un chico realmente apuesto, Pelo antes rubio y ahora castaño, ojos verdes, brazos fuertes, aunque no tan marcados, un hombre sexy, en conclusión.

- ¿Estas coqueteándome? - le interrogo acercándome juguetonamente a él.

-Desde siempre

-Pueden dejar su coqueteo para otro día, hay trabajo que hacer- nos interrumpe Karen, poniendo sus ojos en blanco. apenas sale de nuestro campo de visión nos miramos y soltamos una risita. Karen a gustado de mi guapo amigo desde que estaban en la escuela y digamos que yo no le caigo bien y cuando nos ve juntos se pone muy irritable y siempre me mira con cara de querer arrancarme los cabellos.

-Quiero chuparle un ojo-

-Pero...estas loca mujer- grita Aitiana desde el otro lado del teléfono.

-Loca, por ese hombre, querrás decir- le había marcado a Aitiana al salir del trabajo, ya que no había podido hablar con ella y necesitaba hacerlo, necesita contarle lo que había sucedido en la parada del autobús esta mañana.

ENTRELAZADAS  [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora